Los
retos digitales
José Porta Monedero
Consejero de Industria, Comercio y Desarrollo
del Gobierno de Aragón
Las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación juegan un papel primordial en la vida
cotidiana. Su presencia excede los ámbitos profesionales
y forma parte de nuestro entorno más inmediato.
Para afrontar los retos que este nuevo modo de hacer las cosas
nos plantea hemos de estar preparados. Ese es el motivo que
ha llevado al Gobierno de Aragón a desarrollar el proyecto
Walqa, una iniciativa que agrupa tres líneas de trabajo.
La primera, el Centro de Excelencia en Internet, que en sus
meses de andadura ha ayudado a muchas empresas tradicionales
a dar el salto a la Red. La segunda, el Parque Tecnológico
que está en construcción en las inmediaciones
de Huesca y que muy pronto verá la luz para comenzar
a acoger empresas del sector. La tercera línea es el
proyecto que hemos puesto en marcha para acercar Internet
de Alta Velocidad a los ciudadanos y empresas de la Comunidad
Autónoma. No podemos quedarnos atrás. Al contrario,
hay que trabajar con esfuerzo y con iniciativas pioneras como
ésta.
La mejor muestra de la importancia que han adquirido estas
cuestiones es el Congreso de Periodismo Digital, plenamente
consolidado pese a su juventud. Ahora que los cambios se suceden
a velocidad de vértigo es más necesario que
nunca pararse a analizar si el camino por el que vamos es
el correcto, reunirse para compartir experiencias y, por qué
no, para convivir. El Congreso es un foro inexcusable para
el análisis de todo lo referente a la información
en Internet. Es también una ocasión de oro para
afianzar la posición de Huesca y de Aragón como
puntal de las nuevas tecnologías. Un empeño
que nos compete a todos.
Simpáticos
y competitivos
Ramón
Buetas
Presidente de la Asociación de la Prensa de Aragón,
organizadora con el Infocentro Digital del Ayuntamiento de
Huesca del Congreso Nacional
de Periodismo de Huesca
La Asociación de la Prensa de Aragón edita este
libro, dentro de los actos del Centenario que viene celebrando,
con la firme voluntad de seguir apostando por las nuevas tecnologías
y de contribuir con su edición a una reflexión
sosegada sobre la importancia de la Red en el futuro. Es evidente
que la consolidación del Congreso de Periodismo Digital
en Huesca como foro de debate ha venido a demostrar la vitalidad
de Aragón y, de la provincia de Huesca en particular,
para contrastar que aquí también somos capaces
de hacer cosas por el futuro. Esto es, que no sólo
somos simpáticos, sino que también podemos ser
competitivos.
Una buena muestra de la apuesta por las nuevas tecnologías
la podemos ver en Aragón con proyectos como el Parque
Tecnológico o Walqa que impulsa el Gobierno de Aragón,
y también con muchos otros auspiciados por los medios
de comunicación, como hacen con su apuesta en la Red
Heraldo, El Periódico de Aragón, Radio Huesca
o Antena 3 TV Aragón entre otros. No obstante, creo
que es de justicia destacar el crecimiento experimentado por
una agencia de noticias por Internet, Aragon Press, con una
apuesta diferente, novedosa y atractiva. Después de
esta iniciativa, estoy seguro que pronto van a llegar lanzamientos
novedosos en la Red como los que prepara Diario del Altoaragón,
Diario de Teruel y otros.
Mientras eso llega, desde la Asociación de la Prensa
de Aragón queremos agradecer al Gobierno de Aragón
y a la Consejería de Industria el patrocinio de este
libro que pretende conocer la opinión de algunos de
los mejores expertos nacionales huyendo del ombliguismo y
reservándonos el contenido de las propuestas aragonesas
para un tratado posterior monográfico. El libro es
una buena base para el seguimiento y análisis de los
congresos de periodismo digital que vienen celebrándose
todos los años en Huesca.
El
periodismo excéntrico y la Campana de Huesca
Fernando
García
Coordinador del Congreso de Periodismo Digital
En la reunión que mantuvo en el mes de diciembre de
2001 el jurado del premio de periodismo digital José
Manuel Porquet, el presidente, Marcial Murciano, decano de
Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma
de Barcelona, dijo que el Congreso de Periodismo Digital era
una excentricidad. Sin duda, el profesor Murciano se refería
a la acepción geométrica que figura en el diccionario
de la Real Academia Española: "Que está
fuera del centro, o que tiene un centro diferente". Todos
los miembros del jurado estuvimos de acuerdo.
Desde hace tres años, en Huesca se celebra un congreso
que reúne a una gran parte de los periodistas digitales
españoles. Da igual que escriban en periódicos
impresos en papel o que trabajen para medios de Internet,
radios o televisiones. Hace ya un tiempo que llegamos a la
conclusión de que periodista digital era todo el profesional
que quisiera serlo.
En enero de 2000 aún no sabíamos que el congreso
de Huesca era una excentricidad. El olfato vital y, tal vez
el periodístico, nos hicieron pensar que una ciudad
de apenas 45.000 habitantes podía ser el centro de
reunión anual de alrededor de 300 periodistas. Para
ser sinceros, no creo que ni siquiera lo pensáramos.
Lo que sí recuerdo es que nos pusimos a trabajar.
La planificación consistió en unas pocas reuniones
en las que participaron Rosa Pellicero y Ramón Buetas,
por la Asociación de la Prensa de Aragón, y
Eva Almunia, que entonces era concejala de Cultura del Ayuntamiento
de Huesca y estaba enfrascada en sacar adelante un proyecto
que ya es una realidad y que recibió el nombre de Infocentro
Digital.
Así las cosas, cincuenta llamadas telefónicas
fueron suficientes para que cinco decenas de periodistas dejaran
sus tareas habituales y se desplazaran a Huesca para intervenir
en las mesas redondas y ponencias de un congreso que se realizaba
en una ciudad que no era una de la habituales para este tipo
de eventos. Otros 150 profesionales de la información
viajaban hasta el Alto Aragón para participar en los
debates. El excéntrico foro de los periodistas digitales
se abría en un sitio que dista 400 kilómetros
de Madrid y casi 300 de Barcelona.
En la clausura del primer congreso, José Ángel
Biel, vicepresidente del Gobierno de Aragón, dijo que
felicitaba a los organizadores por hacerlo posible y avisó
de que las siguientes ediciones resultarían más
difíciles de llevar a cabo. No se equivocaba.
En los primeros días del mes de febrero de 2001, Huesca
disfrutaba de unos magníficos días de sol más
propios de la primavera. Un periodista de Tele5 escribía
en su cuaderno de viajes en Internet
1: "El empeño digital de
la ciudad se ve hasta en las vidrieras de San Pedro el Viejo,
panteón real. Allí duermen el sueño de
los justos (y de todos, vaya) los Reyes Alfonso el Batallador
y Ramiro el Monje. Fueron hermanos. Ramiro sucedió
a Alfonso, y a pesar de ser monje montó una degollina
con los nobles que le tachaban de poquita cosa para gobernar".
De nuevo, los periodistas digitales acudían a la llamada
de la Campana de Huesca y hacían posible que los profesionales
del nuevo soporte debatieran (de forma excéntrica,
eso sí) sobre la necesidad de pagar o no por los contenidos,
la información financiera en la Red o "entre el
teletrabajo y la esclavitud", por sólo citar algunas
ponencias.
Los días 17 y 18 de enero de 2002, organizado por la
Asociación de la Prensa de Aragón y el Infocentro
Digital del ayuntamiento oscense, y con el patrocinio del
Gobierno de Aragón, Ayuntamiento de Huesca, Diputación
Provincial de Huesca, Microsoft y Fundación Retevisión,
alrededor de 300 periodistas debatirán sobre el estado
del periodismo digital en las universidades españolas,
derechos de autor de los periodistas o el camino que ha llevado
a algunos medios digitales "de la euforia a la crisis",
entre otras cosas.
La excentricidad ha convertido a Huesca en una ciudad conectada
al mundo digital. El Infocentro Digital, Walqa y el nuevo
Parque Tecnológico nos hacen pensar que en el mundo
digital la periferia puede ser el centro. Al fin y al cabo,
los bits no saben de excentricidades.
1 http://www.gabrielpe.eresmas.com/Huesca/huesca.htm
Entrevistadores
entrevistados
Fernando
García
Para unos, el periodista digital es un especialista en el
arte de copiar y pegar. En "Mi nombre es Kunta Kinte",
un artículo publicado en Baquía.com
2, Iñaki I. Rojo lo explicaba
así: "Por un lado, la velocidad de Internet -unida
a la feroz competencia- requiere la constante renovación
de contenidos, lo que está obligando a un ritmo de
producción a veces insostenible; por otro, se está
creando un nuevo tipo de periodista cuyas tareas se
definen como empaquetar, agregar, sindicar... Un periodista
que sólo utiliza las teclas Ctrl+C y Ctrl+V (copiar
y pegar) al que el cerebro se le seca un poco más cada
día".
Para otros, el periodista de Internet es una suerte de McGiver
que viaja acompañado de toda clase de artilugios que
le permiten escribir el texto, realizar las fotografías
y publicarlas desde los sitios más remotos.
Por suerte, la mayoría de los profesionales que trabajan
en medios de Internet o informan de las cosas de la Red desde
los llamados medios tradicionales, ni siquiera se lo
plantean. En la Red, lo que cambia es el lenguaje que, en
algunos casos, se convierte en vínculos o enlaces.
Y, como dice Tomás Delclós, sólo tenemos
indicios, porque "es arriesgado dibujar con detalle el
futuro paisaje de la información".
¿Qué piensan los periodistas digitales del periodismo
digital?
En el mes de junio de 2001, comenzamos a hablar con Bruno
G. Gallo de la posibilidad de hacer un libro de entrevistas
a periodistas digitales. La primera dificultad era entrevistar
a unas personas que están más acostumbradas
a preguntar que a responder.
La segunda contrariedad consistía en que no se podían
realizar personalmente todas las entrevistas y sería
necesario hacer algunas a través del correo electrónico
o el teléfono.
Salvada la primera duda inicial, de una lista de ponentes
del III Congreso de Periodismo Digital Bruno seleccionó
a los periodistas que quería entrevistar y comenzó
a facilitarles los cuestionarios previos. Después visitó
a una gran parte de los entrevistados y para el resto utilizó
el correo electrónico.
El autor de las entrevistas ha querido desaparecer del texto
y con buen hacer ha tejido las respuestas. El resultado es
una serie de monólogos que hacen que el entrevistado
salte de un tema a otro, pero que respetan la frescura de
la expresión oral y que, sin duda, se convierten en
un material valioso para reflexionar sobre el momento que
vive el periodismo en la Red a principios del año 2002.
Creo que es obligado agradecer a Bruno G. Gallo el trabajo
que ha realizado. Él, que trabaja en la redacción
digital de El País, conoce perfectamente los entresijos
de la publicación diaria en la Red. Con modestia y
humor, dice: "Desperté a la Red como traductor
de portales de Microsoft; entre mis hijos preferidos tengo
en la memoria los sitios web de Office y de Windows 2000.
Allí aprendí que en Internet cualquier obra
es angustiosamente efímera".
Pasado el tiempo, es muy posible que este libro también
resulte efímero. Los ejemplares se agotarán
y tal vez no se vuelva a editar en papel. Pero en su edición
digital las opiniones de los entrevistados formarán
parte de la arqueología de la web. Eso sí, siempre
que alguien se preocupe de que cuando se teclee la dirección
no aparezca en el monitor el consabido "404 Error - File
Not Found", que indica que la página ha desaparecido.
2 http://www.baquia.es/com/20010206/art00031.html
Entrevistas
Bruno
G. Gallo
Txema Alegre
Responsable de la edición digital de La Vanguardia
Aun cuando la crisis económica de la Nueva Economía
y de los medios informativos en la Red parecen centrar toda
la atención en estos días, quedan pendientes
otras cuestiones de similar importancia como la consolidación
de los medios digitales como referente de información
y servicios en la Red, la capacidad de integración
multimedia de las publicaciones electrónicas y la adecuada
gestión de sus contenidos en base de datos.
Para
alcanzar estos objetivos es imprescindible tener imaginación
y medios, contar con una dotación de recursos humanos
y técnicos que sepan y puedan aprovechar las herramientas
que ofrece la Red (por cierto bastante escasa en tiempos de
crisis), y ofrecer unos contenidos ajustados a la demanda
de los lectores.
Esto
último no quiere decir que se caiga en el portalismo
o el amarillismo. El amarillismo ha existido siempre y hasta
ha desencadenado guerras (la de Cuba en 1898, por ejemplo).
Pero la integración en los diarios digitales de contenidos
temáticos del tipo de los que se ofrecen en los grandes
portales de la Red no es sinónimo de amarillismo, así
como tampoco lo es la especialización de noticias periodísticas.
Pero
hay muchos otros caminos paralelos. La diferenciación
de una publicación electrónica no queda circunscrita
a la actualización 24 horas, sino que a eso hay que
sumar la consulta documental, la oferta de servicios de valor
añadido y la integración multimedia (texto,
audio y vídeo). Además, la publicación
electrónica debe apostar por la interpretación.
El
camino en esta evolución ya está iniciado, como
lo atestigua la difusión obtenida por los medios digitales
con motivo de las atrocidades del 11 de septiembre. Los hechos
relevantes consagran la capacidad de las publicaciones electrónicas
como capaces de repercutir en el resto de medios.
En
este proceso sería un error pretender cubrir eventos
que el diario matriz, el impreso, ya tiene cubiertos con sus
periodistas. Sería un error no optimizar sus trabajos
con una sinergia entre redacciones y, en consecuencia, acabar
duplicando efectivos profesionales. Lo que no significa que
el periodista digital no salga a la calle.
El
año pasado La Vanguardia Digital desplazó a
un periodista como enviado especial a Huesca para la cobertura
del Congreso de Periodismo Digital, y este año desplazará
a dos. Asimismo, hemos enviado periodistas para efectuar determinadas
coberturas informativas.
Es
evidente que también hay periodistas digitales que
son meros empaquetadores de contenidos. Pero que se decida
realizar un producto multimedia con mucho valor añadido
y caro o que se opte por un empaquetador de contenidos barato
es una decisión de negocio. Quien la tome debe tener
en cuenta qué modelo de producto realizará y
aceptar las consecuencias positivas y negativas que ello conlleva.
Las
noticias en Internet las crean personas. Ser periodista es
un oficio, una profesión y una manera de entender la
información. Cualquier persona que esté en la
Red y comunique hechos o publique valoraciones, está
transmitiendo información. Podrá no ser periodista,
pero es capaz de producir algo que otros leen, y en consecuencia
de generar opinión pública, porque transmite
conocimiento. La Red es un sistema de co- municación
entre personas. Los medios de comunicación utilizamos
la Red. Nuestros profesionales deben saber cómo utilizar
y validar el activo de sus lectores dentro de sus publicaciones.
Estos
cambios también afectan, qué duda cabe, a la
plantilla de periodistas de la edición impresa. Los
periodistas de un diario trabajan para un medio con dos soportes,
de modo que, con independencia de cómo se organizan
los flujos de trabajo, sus informaciones pueden y deben tener
difusión en formato impreso y digital. Eso sí,
lo que tiene coste hay que pagarlo. Si no se paga, no se puede
publicar.
Entrando
en detalle sobre la peculiaridades del medio digital, nos
en- frentamos en primer lugar con la eterna cuestión
del pretendido choque entre la rapidez a la hora de publicar
las noticias en Internet y los procesos de chequeo de la información
para asegurar su veracidad. La inmediatez es consustancial
a la publicación electrónica, porque distribuye
su información en tiempo real. Es una competencia claramente
profesional saber hacerlo con la máxima celeridad,
rigor y el mínimo error.
No
se pueden cometer errores, pero todos los medios, digitales
o no, los hemos cometido y debemos saber rectificarlos, en
el caso de los digitales también en tiempo real. Siendo
cierto que algunos lectores entran una vez al día en
el diario electrónico, también lo es que crece
el segmento de lectores que al percatarse de la actualización
de la web entra más de una vez al día a consultarla,
por lo que el impacto de estos posibles errores disminuye.
El
hiperenlace es un nuevo lenguaje del medio digital. Ya está
inventado. También la animación informativa:
la infografía es un modo periodístico sintético
de aportar más información en menos espacio.
Está desarrollada y todos los medios digitales tenemos
abundantes ejemplos de ello. Además, el medio digital
debe saber combinar textos cortos y largos. Se acepta la publicación
de textos largos, sobre todo por su carácter documental,
pero las noticias cortas son muy agradecidas por el lector
para la lectura en ordenador.
Es
importante explotar también esta vertiente de la Red,
la cercanía con el lector, que sólo con el ejemplo
de los foros, los comentarios a los artículos y los
chats supera a todo lo que he conocido en un diario impreso.
No hay más que consultar los foros de La Vanguardia
Digital para ver la cantidad de comentarios publicados por
los lectores. A finales de noviembre llevamos contabilizados
30.733 comentarios de lectores. Muchos de los foros abiertos
pueden publicar del orden de 40 ó 50 comentarios al
día, bastantes más que cartas al director admite
una página de cualquier diario impreso.
Además,
los lectores participan en salas de chat tanto para generar
su propia comunidad como para conversar con personajes de
actualidad invitados por el diario. Y no hay que olvidar que
el lector tiene también la opción de comentar
los artículos publicados en el diario digital.
Por
último, queda pendiente la cuestión de cómo
convertir los medios digitales en empresas rentables. Ahora
el ingreso es la publicidad, que aunque funcione mal, funciona.
También el comercio electrónico. Es muy pequeño,
pero genera ingresos. Pero no cabe duda de que también
será necesario emplear la venta de contenidos como
medio de financiación.
En
este sentido, desde el mes de octubre La Vanguardia Digital
dispone de un producto en la Red, www.sismograma.com, que
sólo se puede leer mediante suscripción de pago.
Hemos superado ya los 1.200 suscriptores. Bien que pequeño,
el producto genera ya un ingreso.
Con
la adecuada definición de qué contenidos se
pueden publicar libres de pago y qué contenidos deben
entregarse mediante pago, los diarios consolidaremos esta
tercera línea de ingresos. Al menos quienes apostemos
por ello.
Es
importante resaltar en este sentido que no se podrá
cobrar ni por frivolidades ni por teletipos. Podremos vender
por aquellos contenidos que sean verdaderamente útiles
y necesarios al lector, y que sepamos entregar sólo
nosotros, de modo que sin ello el lector sienta que carece
de algo. Cada uno deberá saber definir su producto,
su estrategia y su plan de negocio para hacerlo viable.
Hoy
por hoy, el diario tiene mucho mecanismos para entregar contenidos
de calidad a sus lectores. Imaginación y recursos es
lo que se requiere. En Internet no vence el más fuerte,
sino el más ágil, el más flexible, el
más adecuado a las necesidades de sus lectores.
Un
diario puede y debe cobrar de muchos modos, además
de la venta de determinados contenidos. La Vanguardia Digital
ya cobra por servicios (jurídicos, comerciales, financieros,
etcétera), pero, ¿por qué ra-zón
debe renunciar a cobrar por la información?. Puedo
regalar la del día, sí, estoy obligado a ello
porque la Red está plagada de información gratuita.
Pero, ¿por qué debo regalar las noticias publicadas
por La Vanguardia el día 1 de febrero de 1881, el primer
día que salió a la calle? ¿Cuántos
diarios pueden publicar las noticias de esos días?
En
ningún caso estoy pensando en cobrar por todo. Sería
un suicida. En todo caso, para saber qué se gana y
qué se pierde en cada caso, deberíamos primero
evaluar el negocio posible: si resultara que gano más
vendiendo contenidos que publicando anuncios, ¿por
qué no puedo sacrificar audiencia para hacerlo?
Los medios digitales ya no son las versiones digitales de
los grandes medios de comunicación. De hecho, hay algunos
que nunca lo fueron. Para mi, Yahoo! Es un ejemplo de diario
digital, completamente distinto, es cierto, pero diario digital.
Y no tiene un medio clásico que le soporte o haya aupado,
sino la Red y las personas conectadas.
Del
total de páginas servidas por La Vanguardia Digital
en un día, una media del 29 % corresponden a noticias
elaboradas y publicadas por La Vanguardia, el 40 % a noticias
elaboradas por la redacción digital de La Vanguardia
Digital, noticias del día que el medio impreso no ha
publicado, y el resto, a entregas de Home, actualizada permanentemente
por la redacción digital de La Vanguardia Digital,
no por la redacción de La Vanguardia. ¿Dónde
está el seguidismo con el diario matriz?
La
publicación electrónica de un diario impreso
se apoya en su marca, pero es un producto claramente diferenciado,
con unidad de negocio separada y redacción digital
especializada.
Juan José Amorín
Gerente de contenidos de Terra Networks
Antes de nada, quiero puntualizar que prefiero hablar de periodismo
retirándole el término digital. Se popularizó
así porque el medio Internet es digital, pero supongo
que cuando el resto de medios tradicionales migren sus sistemas
analógicos a emisiones digitales no se les denominará
de esta forma.
El
reto más importante del periodismo en medios a través
de Internet es conseguir el equilibrio rentabilidad-calidad.
Día a día se consigue un aumento de la calidad
de los contenidos y de los servicios de estos medios, pero
la asignatura pendiente es la consecución de la rentabilidad
del producto. Y está demostrado que ésta no
se consigue sólo a través de la publicidad.
La búsqueda de nuevas vías es todo un reto.
Por
otra parte, la asignatura pendiente de "empezar a generar
información propia que repercuta en el resto de medios
y no al revés", que citaba hace un año
Gumersindo Lafuente, se está aprobando. La información
propia que genera Terra supone más de 40 % de la información
total que se publica todos los días.
En
Terra se trabaja con foco en franjas horarias. No son los
mismos los contenidos de mañana que los de la tarde
o los de la noche. No son los mismos los temas de semana que
los de fin de semana o festivos. Tenemos muy claro que no
vamos a ser una réplica de los medios tradicionales
y evitamos a toda costa seguirles los pasos.
La clave pasa construir contenidos con valor añadido,
exclusivos y de calidad, y no limitarse a ser el mero altavoz
de lo que tratarán los medios tradicionales. El usuario
debe poder satisfacer todas sus necesidades en los medios
de la Red y no ver en ellos el comienzo de una historia que
terminará delante de la televisión, el periódico
o la radio.
Internet
no es tan sólo un medio que ofrece inmediatez. Esa
es una de sus características, pero por encima de ella
está otra que es la interactividad. Esta es la carta
que no pueden jugar los medios tradicionales. Véase
la crisis de Argentina. El pueblo no cree en los políticos
ni en los medios politizados. ¿Dónde están
sus mensajes? En la calle y en la Red. Un medio de Internet
debe jugar con esta ventaja diferencial. Llenar un web de
reportajes de profundidad es tan sólo una cuestión
de dinero. Si los puedo comprar, los tengo.
Hay
miles de caminos hacia el éxito, y pasan por dos variables:
una, ser originales y buscar nuevos formatos de comunicación;
y dos, tener dinero para adquirir productos exclusivos.
En
Terra somos conscientes de nuestras limitaciones de plantilla,
pero salimos a la calle con un foco muy claro. Entrevistas
exclusivas, producción de conciertos, reportajes propios...
Ejemplo: Terra acude a todos los Consejos de Ministros de
los viernes y pregunta en ellos co- mo cualquier otro medio.
Estamos presentes en los eventos más importantes con
nuestra gente: finales de la Liga de Campeones, Mundial de
fútbol, Vuelta Ciclista a España, Tour de Francia,
Giro de Italia, los Goya, los Oscar, los Grammy... y así
hasta 1.468 salidas en el año 2001.
Yo
reivindico para Internet todo lo que la profesión periodística
es para los medios tradicionales. Pero para ello no sólo
los periodistas deben jugar. Los políticos, deportistas,
actores... deben saber y conocer que su imagen profesional
y personal también circula por otros medios más
allá de los tradicionales. El presidente del Gobierno,
José María Aznar, aún no ha acudido a
un medio de Internet en toda su vida política. Deportistas
como Zidane, Raúl o Guardiola sólo acuden a
los medios de Internet si tienen contrato con ellos. ¿Por
qué? Mejor pregúnteselo a ellos o a sus jefes
de prensa. El desconocimiento del medio es muy patente.
Hay
una masa de siete millones de personas de audiencia en la
Red en España. En Terra todos los días ven la
portada más personas que los principales programas
de radio, que muchos programas de televisión de prime
time y muchísima más gente que la que compra
el mayor diario español en tirada. ¿Alguien
puede decir que no se crea opinión pú- blica
con estos números?
La
gran asignatura pendiente de los medios de Internet es conocer
quién es realmente el usuario que está ahí.
El mercado del CRM (siglas en inglés de gestión
de las relaciones con los clientes) y la investigación
del usuario es fundamental. Porque en la mayoría de
medios que sobreviva éste pasará de ser un usuario
a un cliente, que pagará por acceder a ciertos contenidos
y servicios de un valor añadido muy alto.
Como
ejemplo: pagarán por conciertos en exclusiva, por partidos
de fútbol a la carta, por tener su radio personalizada,
por acceder a bases de datos con información sensible
para sus negocios, por contar con informes de finanzas firmados
por expertos de primera fila...
En
ese sentido, sin lugar a dudas funcionará a la perfección
la política OBP (open/basic/premium) de Terra, con
contenidos gratuitos, de pa- go básico y de abono más
caro. Lo que se paga es la exclusividad y la calidad del contenido
y del servicio. Y a las pruebas me remito. El segundo servicio
más utilizado de Terra en el año 2001 fue la
Zona Multimedia, con sólo 6 meses de vida.
Hemos
dado en exclusiva, quince días antes de que saliera
a la calle, todo el disco de Estopa en calidad MP3 y en descarga;
conciertos de relumbrón (Sting, Rosario, The Cure...),
partidos de fútbol que sólo se veían
en la Red como el Celtic de Glasgow-Valencia...
Poco a poco el porcentaje de gente que pague por unos mejores
contenidos y mejores servicios crecerá. Los medios
de Internet se convertirán a medio plazo en empresas
informativas independientes de sus matrices de medios tradicionales,
y a largo plazo crearán líneas de negocio para
los distintos soportes digitales: televisión digital
interactiva, móvil...
Los
portales serán a medio plazo más rentables y
seguirán produciendo contenidos de calidad asociados
a servicios y conectividades de mayor caudal. A medio-largo
plazo serán los vehículos interactivos de los
medios como la televisión y la radio que no gozan de
algo fundamental: la interactividad y la disponibilidad del
juego de la elección a la carta.
Además
a medio plazo, por supuesto, serán grandes centros
de consumo de todo tipo de productos: tangibles e intangibles.
Internet ante todo debe tener un objetivo: hacer la vida más
fácil a la gente. Estamos comunicando a través
de la herramienta de comunicación más potente
jamás creada. Con ella podemos cumplir ese objetivo.
Por
su parte, los periodistas de estos medios evolucionarán
en una doble vía: hacia la gestión de contenidos
y servicios y comunidades, de modo que su valor sea tener
claro el concepto de lo que se debe comunicar, cómo,
cuándo y conocer los inputs más adecuados del
mercado. Y hacia el periodista tradicional de toda la vida,
con una gran experiencia en las herramientas de la Red y con
una visión más asentada de la profesión.
José
Cervera
Fundador y exdirector de contenidos de Baquía.com
Internet es un medio en el que se pueden hacer muchas cosas
en periodismo, tiene inmensas posibilidades. Una de mis obsesiones
ha sido siempre ofrecer al lector la posibilidad de elegir
hasta qué profundidad quiere saber. En un medio de
comunicación tradicional es el periodista el que decide
cuánto contar, y eso puede depender de lo que sabe
o del espacio del que dispone, muy limitado en el papel.
El
periodista toma esa decisión por el lector, pero en
Internet, gracias a la invención de los enlaces, es
el usuario el que decide hasta donde quiere llegar. El periodista
le da toda la información de la que dispone, y el lector
decide si quiere saber más o no. La interactividad
no es sólo que el usuario diga lo que opina, sino que
mande sobre la información, y no al revés.
Un
elemento comúnmente olvidado de la interactividad es
el de que la propia información es interactiva, por
medio de una estructura jerárquica en la que cada lector
decida hasta donde quiere llegar y como organizar por su cuenta
los contenidos.
Evidentemente
también hay otra interactividad, más clásica,
en forma de relación de preguntas y respuestas con
el periodista, de foros, de aportación de información
por parte de los lectores, que se convierten en periodistas,
etcétera. Todo esto modifica el funcionamiento del
medio, porque altera la forma de escribir del periodista al
dotarle de un contacto directo con sus lectores.
Y
eso lo cambia todo. Da humildad y resta arrogancia al periodista,
y coloca el mando en manos del lector. Hasta ahora la libertad
de imprenta era, como decía alguien, del que tiene
una imprenta. Internet regala una imprenta al lector, le da
voz, y esa es una de sus características más
importantes.
En
el mundo real los medios de comunicación carecen de
competencia. Ahora, con Internet, esa competencia existe,
porque en la Red cada vez hay menos empresas (consecuencia
de la tremenda crisis económica), pero cada vez hay
más gente que navega y esta gente cada vez navega más.
¿A dónde van? A los propios sitios que ellos
publican.
El
tamaño de la Red es deconocido, se calcula en cinco
o seis mil millones de páginas, y el 90 % de ellas
no son comerciales. Económi- camente sólo han
triunfado hasta ahora los grandes medios consagrados, pero
informativamente el futuro es de los pequeños medios.
La principal característica de Internet es que todo
el mundo puede publicar y eso la gente lo sabe y lo aprovecha.
Además,
la economía de Internet es completamente diferente
a la de los medios tradicionales. Publicar en la Red es mucho
más barato y por tanto se puede aparecer online por
mucho menos, dado que el umbral de rentabilidad es muy bajo.
Así, no han aparecido en Internet muchos gigantes,
pero sí millones de enanos que publican información
fiable y de calidad.
Un
análisis de las cifras de concentración de Jupiter
Metrix demuestran que hoy en día la audiencia en Internet
cada vez está más dispersa. Hay un grupo muy
pequeño de medios muy conocidos que atraen grandes
audiencias, pero la cola cada vez es más larga. Cuando
nació la CNN, todo el mundo auguró su fracaso.
Ahora ocurre lo mismo: se están creando muchos medios
de prestigio en Internet, a fuerza de publicar todos los días
información, no toda, sólo una poquita, pero
muy buena. Todos los días muy buena información.
Porque son los lectores los que mandan y los que otorgan la
credibilidad a un medio, aunque sea pequeño, visitándolo
todos los días para descubrir que todos los días
es consistentemente bueno.
Además,
estos medios cuentan con una ventaja: su audiencia es menor,
pero vale más porque está seleccionada. Es parecido
al contraste, en televisión, entre Antena 3 y Documanía.
La primera tiene más audiencia, pero el público
de la segunda es más específico. La clave de
Internet pasa por estas microaudiencias, por estos micromedios.
Internet permite aglomerar microaudiencias que no podrían
ser rentables en ningún otro medio, gracias a su carácter
global y sus reducidísimos gastos de distribución.
Que
duda cabe de que este modelo pone en peligro la preponderancia
de los grandes medios. En televisión el escenario actual
es el de las grandes cadenas generalistas, que tienen un modelo
económico que precisa de grandes números para
sobrevivir, y que para obtener estos grandes números
necesitan dar basura, y para ello gastar mucho, en una espiral
viciosa sin fin. Frente a este sistema, las cadenas especializadas
cuentan con costes mucho más reducidos y una necesidad
de público también mucho menor.
El
futuro de los grandes medios y de los portales no se lo deseo
a nadie. La economía va en contra de ellos. Lo que
no significa que vayan a dejar de ganar dinero, porque cuanto
más distribuidas estén las audiencias, más
valiosos serán aquellos que logren concentrarlas.
Todo
esto explica otro de los factores revolucionarios de Internet:
por primera vez, gracias a que todo el mundo puede publicar
y al auge de los pequeños medios, la información
se desacopla del soporte. Hasta ahora había diarios,
semanarios, quincenales, radio, televisión, etcétera.
Cada medio tenía un ritmo de trabajo y un contenido
acoplado a la información; los contenidos se acoplaban
a la forma de difusión del medio. Eso ya no pasa. Ahora
la información está por un lado y los modos
de difusión por otro. Lo importante es tener la información
para distribuirla por todos los canales al alcance del medio
informativo.
El
medio periodístico tiene que preocuparse por su marca
e información, no por la vía en que coloca esa
información en el mercado. El problema de los grandes
medios es que, hasta ahora, han sido incapaces de despegarse
de sus cabeceras tradicionales. Ahí cuentan con ventaja
los medios de radio y televisión, como la CNN, que
al carecer de la herencia de un periódico se han dado
cuenta de que su principal ventaja no es ser una cadena de
televisión de noticias, sino un medio de información
de última hora, pero en cada canal de una forma diferente,
adecuándose al modo de difusión de cada uno.
El futuro pasa por desacoplar la redacción de la fábrica
de periódicos.
Los
medios de comunicación deben separar la fábrica
de información de la fábrica manufacturera de
papel o de ondas. La información está ahí
y el medio de difundirla tiene que ser lo de menos a la hora
de elaborarla. Esto entraña también un problema
psicológico, además de técnico: el periodista
tiene que convencerse de que debe trabajar con la información
sin pensar en el medio de difusión. La información
deberá formatearse luego para difundirse en cada medio
específico.
Volcar
información de un medio tradicional en Internet es
absurdo, es competir contra sí mismo, ofreciendo gratis
lo que en otro medio es de pago. Gran idea. No hay que pensar
en que se es un periódico o una radio, sino en que
se es una empresa de información, que la recibe, procesa
y sirve adaptada a cada uno de los posibles medios, pensando
en sus posibilidad de uso y rentabilidad.
Quizá
el futuro de estos medios sea convertirse en una redacción
de analistas, que transmitan su sabiduría a los lectores
a través de cada canal, de acuerdo con las posibilidad
de cada uno. La información en bruto se obtendrá
de comunicados, llamadas y de cuatro grandes agencias, las
actuales más la CNN.
En
este escenario habrá un puñado de grandes agencias
y miles de pequeños medios especializados. La única
forma de sobrevivir en Internet es ser el mejor en lo que
hagas, y, hoy por hoy, los grandes medio tratan de ser los
mejores en todo cada día. El futuro pasa por aportar
valor añadido, no por controlar las fuentes de información,
que cada vez serán más libres.
El
modelo más viable es el de The Economist y Time, que
no añaden nueva información sino que la procesan;
agregan sabiduria, convirtiéndo la actualidad en algo
mucho más interesante. En un mundo anegado de información,
el analista deberá absorberla toda, entresacar lo que
considere importante y contárselo de forma legible
a los lectores.
La
información la tiene todo el mundo, cualquiera puede
tener un medio de información ahora, luego eso ya no
es un valor añadido; el valor añadido es la
calidad del analista, y lo será más y más
cuanto mayor sea la avalancha de información.
Este
sistema no implica, sin embargo, un modelo económico
basado en la comercialización de los contenidos de
valor añadido. La venta de contenidos informativos
no va a funcionar jamás, porque no se puede vender
algo que no se controla. Una vez publicado un texto, pierdes
control sobre él y su difusión se convierte
en libre. Los intentos de los grandes portales de vender contenidos
de banda ancha son un intento desesperado más. Fracasarán.
Y
dado que de la publicidad sólo permite vivir a un medio
pequeño, los grandes medios lo tienen muy difícil,
sobre todo por el equipaje de ideas fijas que llevan en la
cabeza. Posiblemente su única solución sea trabajar
en lo que se les da bien y olvidarse del resto.
Pero para hacer todo esto hay que olvidarse de los medios
tradicionales y gastarse dinero. Con tres becarios no basta;
hay que dedicar grandes profesionales y pagarles. Y empezar
a creer en el producto.
Hasta
ahora los grandes medios sólo veían Internet
de forma especulativa, como una forma de sacar más
dinero de los contenidos tradicionales, pero sin explotar
el nuevo medio, sin ni siquiera planteárselo como tal.
La trayectoria de los medios tradicionales de todo del mundo
ha sido errática, no han sabido hacer la transición
a Internet y siguen dependiendo de su cabecera tradicional,
no son un producto interesante per se. Tener un papá
rico y famoso es bueno para crear marca y contar con dinero
y medios, pero a cambio se heredan inercias y enconamientos
de papá y eso ha sido lo que ahora ha impedido crear
productos nuevos y con valor intrínseco.
Y
lo peor es que, de la crisis actual, los medios tradicionales
están sacando la peor conclusión posible: Internet
es un fracaso. Y reducirán la presión, dedicarán
menos atención y dinero, y, cuando quieran reaccionar
porque la situación económica remonte y se encuentren
con que les ha salido competencia será demasiado tarde.
El
mercado publicitario en Internet va a explotar, habrá
mucho dinero, ira a muchos sitios y no será a los medios
grandes. En cinco años habrá muchos medios pequeños
y medianos; los medios de comunicación tradicionales
generalistas estarán en decadencia, los medios especializados
serán más fuertes y aparecerán medios
de información pura, sin una marca asociada sino con
una forma de ver la información propia que difundirán
por varios canales (televisión, radio, Internet, etcétera).
Y
los grandes medios no podrán impedirlo porque no tienen
la manera de hacerlo gracias a Internet. Recuerda que de Mosaic
a Netscape se pasó en cinco días. Y lo mismo
puede pasar con cualquiera. Nadie está a salvo en Internet.
Tomás Delclós
Subdirector de El País y responsable de Ciberpaís
En el congreso español sobre periodismo digital celebrado
hace un año en Huesca, el debate sobre la futura figura
del periodista osciló entre la melancolía inútil
por la desaparición de los tipógrafos y la certeza,
supuestamente incruenta, de que todos seremos periodistas
multimedia
o no seremos. Unos bandazos comprensibles
en época de tanteo, con más interrogantes que
certezas. Si, como dicen los expertos, de todo lo que puede
inventarse en Internet apenas se ha inventado un 20 %, es
arriesgado dibujar con detalle el futuro paisaje de la información.
Con todo, hay indicios.
Sí
está claro que el periodista debe tener una mínima
competencia sobre las herramientas que maneja. Esto pudo estar
olvidado. Ahora, es imposible. En el soporte digital saber
qué programas permiten hacer qué cosa no es
sólo una sabiduría instrumental para resolver
la edición del día. Es vital para pensar nuevas
maneras de desarrollar contenidos. Muchos periodistas han
podido vivir ignorando las artimañas técnicas
de su artesanía. Dominan, por poner un caso, la pirámide
invertida, una receta muy útil que organiza los datos
de la noticia de forma decreciente, pero no saben su origen.
Este recurso empezó a ser inevitable cuando, dice la
leyenda, los corresponsales de la Guerra Civil americana tuvieron
que enviar sus crónicas por un primitivo telégrafo
que no garantizaba poderla pasar entera. Solución:
dictar lo más importante en el primer párrafo,
no fuera que se quedaran sin conexión en la línea
veinte. Un hallazgo en la economía del relato que seguramente
habría llegado como alumbramiento teórico de
algún estratega de la comunicación, pero que
llegó, antes, por la prudencia que imponía una
técnica imperfecta, engorro con el que el periodista
está condenado a convivir eternamente.
El
avance tecnológico cambia las rutinas del oficio, hace
las cosas mucho más fáciles, pero también
abre las puertas a la incertidumbre, al temor. El secretario
de la Federación Internacional de Periodistas, Aidan
White, recordaba una popular y paralizante paradoja de otro
periodista, Mark Twain: "Estoy por el progreso. Lo que
no me gusta son los cambios". Ryszard Kapucinski sostiene
que la tecnología ha cambiado, por ejemplo, la relación
del corresponsal con su jefe. Antes aquél tenía
iniciativa. Nadie sabía más, ni antes, sobre
lo que pasaba en su territorio. Buscaba información,
la seleccionaba, le daba forma y la enviaba. Ahora puede convertirse
en un peón de su jefe, que con Internet y las cadenas
de información continua tiene su propia apreciación
de los hechos. "Es más, es él quien le
informa de las noticias y sólo espera del corresponsal
que le confirme la idea que se ha hecho de los acontecimientos",
escribió en Le Monde Diplomatique.
Las
nuevas tecnologías tienen una doble influencia transformadora:
han creado nuevos soportes y cambian los sistemas de producción
de los medios tradicionales, de la llamada Prensa. En el mundo
de la edición digital es donde el paisaje se transforma
más velozmente. Empezaron los diarios tradicionales
porque, cautelarmente, había que estar en Internet.
Se trataba de hacerse su propia competencia antes de que se
la hicieran otros. Estos otros también entraron en
Internet. Crearon cabeceras propias, inexistentes en el universo
analógico, o incorporaron la información como
un servicio más de su sitio en un verdadero poupurri
de géneros. En los primeros días de Internet
un buscador se dedicaba a la búsqueda de páginas
y una cabecera periodística
a dar noticias. Ahora
los buscadores, además, gestionan facturas bancarias
y dan noticias. Los sitios financieros, además, dan
noticias. Los diarios digitales, además, cuelgan juegos
y buscan páginas. Es más, compañías
tradicionales de la información se fusionan con triunfantes
marcas de Internet, como Time y AOL, y surge la duda de si
convivirán sin problemas la cultura empresarial del
editor, Time, con la del quiosquero, como Trisha Primrose,
ejecutiva de AOL define a su propia compañía
(que cobra por ubicar con preeminencia contenidos de terceros).
En
Estados Unidos las apuestas digitales han sido millonarias,
pero por ahora las cuentas no salen. Apellidos tan insignes
del sector como The New York Times, CNN, NBC, CNBC, el grupo
de Murdoch o Knight han reducido plantillas en sus empresas
puntocom. Pero los analistas no ven en este ciclo el funeral
de la Red. Es un problema de encontrar el modelo de negocio.
La información solvente es cara de producir y ha de
cobrarse de alguna manera.
Hay
conceptos claros. Por ejemplo, un diario digital ha de aprovechar
sus recursos específicos (inmediatez, participación
del lector) y no puede ser una mera copia de su hermano en
papel. Pero la administración de este distanciamiento
es difícil. La inclusión de estadísticas
sobre los artículos más vistos de un diario
en la web demuestra que los intereses informativos de la tribu
internauta no son muchas veces los que supone la Redacción.
Eso
ha ocurrido, por ejemplo, en Le Monde, donde la noticia más
premiada por sus lectores digitales ha sido durante mucho
tiempo un informe sobre la deforestación amazónica,
un dato que desconcertó a los redactores, que pensaban
que el patrimonio más lujoso de este gran diario francés
era la política o la cultura.
El
periodista y sus empresas siguen siendo los principales mediadores
de la información digital, pero han perdido el monopolio.
Cualquiera con un módem puede colgar su noticia. Otra
cosa es cuántos sabrán que lo ha hecho y que
pueda combatir la confianza que genera una marca con prestigio
de ser rigurosa. Con todo, la agencia France Press, cuando
hizo su top ten sobre los acontecimientos mediáticos
más señalados del siglo veinte, además
de incluir apellidos previsibles como Marconi, inventor de
la radio, o Ted Turner, creador de la CNN, puso en esta lista
de honor a Matt Drudge, el tipo que destapó el Monicagate
desde su escandaloso sitio de Internet. En cualquier caso,
las malas prácticas periodísticas no las ha
inventado Internet, recuerda Steve Ross, de la facultad de
Periodismo de Columbia. "La web sólo las magnifica".
Los
soportes de la información digital serán muchos
y cada uno exigirá su gramática. No se puede
contar un partido de fútbol de la misma manera en una
página web que en una pantallita de móvil. Neil
Budde, editor de The Wall Street Journal digital hace, por
ahora, una contundente distinción entre los lectores
del diario impreso y los usuarios de sus otros soportes. Su
diario tiene 150.000 suscriptores que pagan doble, tanto para
recibir el ejemplar impreso como para acceder a la edición
digital, una de las pocas que ha escapado al todo gratis fundacional
de Internet. Pues bien, cuenta Budde, el uso del digital en
este colectivo de elite es subsidiario: leen el artículo
en papel y acuden al digital para enviar una copia de un artículo
por correo, imprimirlo en formato más pequeño
o consultar el archivo. "Diferentes usos para diferentes
medios"; pero esta diferencia de experiencias entre el
papel y lo digital irá adelgazándose: "Esperamos
la llegada de soportes que ofrezcan una experiencia mucho
más similar a la comodidad y placer del papel".
Y la alimentación de tantos soportes informativos requiere
una nueva organización redaccional de las corporaciones.
Y en este panorama digital, ¿dónde quedan los
diarios en papel? "El periódico ya no se lee como
antes, para enterarse de lo que ha pasado. Se lee después,
para comentar y entender lo que ya se sabe", escribe
el periodista Furio Colombo en un libro que es preocupante
desde el título: Últimas noticias sobre el periodismo.
No se lee como antes ni se fabricarán los diarios como
ahora. Ya existen máquinas impresoras bajo demanda
que pueden recibir en su tripa informática los archivos
digitales de las ediciones de infinidad de diarios. Cuando
un lector se acerca a este quiosco electrónico, pide
su diario, se aprieta un botón y la máquina
imprime su ejemplar. Con este sistema no hay devoluciones,
no hay furgonetas. Si estas máquinas no están
en la calle es porque todavía son más caras
para los diarios que imprimir en una rotativa y enviar los
paquetes. Cuando sepan fabricarlas más baratas cambiarán
muchas cosas.
Y
también puede cambiarlas el papel electrónico.
El lector abrirá su ordenador y descargará el
diario al que está suscrito en estas hojas recargables.
Al día siguiente, con el mismo papel, cargará
la edición del día. O de la tarde, porque estos
sistemas de distribución instantánea permiten
la permanente actualización de los contenidos. Los
diarios deberán entrar en la cultura del non stop de
otros medios. ¿Cuándo sucederá? Hay intentos
de poner fechas a este proceso. Es un ejercicio difícil
porque hay que barajar más de una incertidumbre: ¿cuándo
estará lista la tecnología?; ¿cuándo
será algo más que un juguetito caro?, porque
nunca podrá ser sustitutiva si no es barata y común;
¿la cultura del lector irá en su favor o en
su contra?
En
1997 el Parlamento Europeo escuchó un informe agónico
sobre el impacto de las nuevas tecnologías a las que
se les atribuía desde el diluvio de información
no procesada y la comercialización de los contenidos
a un impacto negativo en la democracia europea. Seguramente
ni los totalmente agoreros ni los totalmente optimistas acertarán.
Los bits no ahorrarán ni impedirán el combate
por el buen periodismo en cualquiera de sus soportes.
Jesús del Río
Director de deportes de PRISACOM
Internet es un nuevo medio de una envergadura ilimitada, que
da cabida a todo lo que la imaginación pueda soñar.
La clave está, por supuesto, en crear de la manera
más sintetizada y atractiva posible, y aprovechando
al máximo todos los recursos del medio. El único
límite lo ponen los recursos humanos, porque sitio
y temas sobran.
Es
un medio aún por descubrir. Nadie sabe cómo
va a ser Internet dentro de dos años, así que
el camino pasa por estar muy preparados para lo que venga,
para los futuros soportes, modelos de negocio, etcétera.
La especialización, el correcto almacenamiento de la
información, las salidas multiplataformas, todo esto
marca una ruta, pero lo que traerá el futuro nadie
lo sabe.
Todos
aspiramos a que éste sea el gran medio de comunicación,
pero desconocemos cómo va a llegar al consumidor; sabemos
que se puede llegar a cualquier punto del planeta, pero no
cómo, de qué manera. Aún así,
la situación actual permite intuir que el futuro pasará
por los dispositivos de mano tipo PDA o móvil y por
la televisión.
La
televisión está en todas las casas y si logramos
meter Internet en el mando a distancia, la penetración
de la Red se incrementará muchísimo. Actualmente
el televisivo es un medio pasivo, pero porque el es- pectador
no cuenta con ninguna opción además de mirar.
Y, sin embargo, hay miles de cosas que el usuario puede hacer
mientras, por ejemplo, está viendo un partido de fútbol.
En
cualquier caso, no se trata de realizar la revolución
digital. Las redacciones digitales deben aportar su parte
periodística aprovechando su conocimiento del medio.
Las redacciones analógicas que escriben para el papel
crean unos contenidos aprovechables en Internet, y las digitales
completan esa oferta para que el producto web sea correcto
y para que todos estos contenidos son aprovechables en muchos
otros formatos.
Internet
es un nuevo medio de comunicación, de eso no cabe duda,
pero es necesario convencer a todos (lectores, empresarios,
periodistas, etcétera) de que lo es. Y eso sólo
se conseguira con mucho trabajo e integrando a periodistas
a los medios digitales.
Hay una enorme carencia de periodistas en los medios digitales.
El me- dio cuenta con un grupo de buenos periodistas, que
manejan información, con bastante experiencia, que
han visto las oportunidades de este medio y las han aprovechado.
Pero a partir de este núcleo inicial fue necesario
crear redacciones, y éstas se hicieron poco especializadas,
formadas con gente muy joven, recién salida de la Facultad
o incluso sin licenciar aún, a los que sólo
se les exigió defenderse más o menos habilmente
con un ordenador.
Esto
ha generado una camada de redactores que manejan muy bien
las herramientas de Internet pero que desconocen la realidad
que hay ahí fuera. Por eso la incorporación
a la Red de periodistas que ahora están offline aportará
muchísimo al medio.
La
gente joven de estas redacciones no ha salido a la calle y
no ha tenido mayores de los que aprender. El ciclo natural
de una redacción incluye periodistas veteranos, maduros
y jóvenes, pero en este medio sólo hay jóvenes,
que no tienen a nadie en quién mirarse, que les sirva
de guía.
Internet es muy joven, demasiado como para haber creado periodistas
que dominen sus entresijos y además todos los aspectos
del mundo de la información, las fuentes, los contactos,
etcétera.
Otro
defecto de las jóvenes generaciones de periodistas
es pensar que en este medio se gana mucho dinero y se trabaja
muy poco, como han hecho durante mucho tiempo. Yo no conozco
ningún periodista importante que se haya hecho importante
trabajando de lunes a viernes, de diez a seis, pero sí
conozco a muchos periodistas de Internet que trabajan de lunes
a viernes, de diez a seis.
Este
medio te exige agudizar mucho el ingenio y la habilidad personal
para lograr las cosas que no se pueden conseguir de otra manera.
Todos los medios de Internet tienen teléfono, horas
de comida para hacer esas miles de cosas que hace un periodista
para ganar esos contactos que no pueden conseguir habitualmente.
No es el medio el que impide al periodista desarrollarse como
tal, sino el sesgo que los periodistas jóvenes de Internet
recién incoporados al medio han querido darle a su
función.
Cuando
alguien quiere algo lo consigue: dedica ocho o diez horas
al día a su trabajo en la redacción e invierte
parte de su tiempo libre en conseguir los contactos que necesita
conseguir. Hay que ser periodista las 24 horas del día.
Y te tiene que gustar mucho, porque si no, no lo aguantas.
Hay que invertir parte del tiempo libre en el desarrollo de
tu profesión y eso no es trabajar para una empresa
o un empresario sino para uno mismo.
Los
medios, por su parte, sobrevivirán malamente. Cada
vez son menos los que lo consiguen, cada vez está más
complicado. Lo tendrá más fácil quien
tenga detrás una gran empresa que no viva del online
y que pueda permitirse el lujo de invertir durante determinado
tiempo en algo en lo que cree. Lo básico es creer,
creer que lo que estás haciendo terminará por
generar los recursos necesarios para autofinanciarse.
Los servicios de pago terminarán por incorporarse a
la Red, la gente se acostumbrará a pagar por determinados
servicios. La publicidad volverá, porque tiene que
volver, el día en el que el medio se cure de los males
de sus inicios. Se alabó tanto Internet y se vendió
tan bien a los comerciantes, era todo tan maravilloso, que
el golpe está siendo tremendo, la caída ha sido
descomunal y la culpa la tiene haber sobredimensionado las
posibilidades de la Red para el mercado publicitario.
Y
en esto la clave es la misma de antes. A la hora de vender
unos contenidos frente a las decenas de diarios digitales
que intentan hacer lo propio, tendrán ventaja los que
confíen en periodistas de calidad, que sepan elaborar
bien la información y hacerlo de una forma distinta
a los demás.
Arsenio Escolar
Director de 20 Minutos - Madrid y Más
El periodismo digital
La crisis económica es la e-noticia del año.
En mi opinión, el reto más importante del periodismo
digital es cómo generar ingresos y, en el caso de periodismo
digital hecho por editores de prensa convencional en papel,
cómo evitar la canibalización de lectores de
las ediciones convencionales por parte de las propias ediciones
digitales.
En general, creo poco en lo que algunos periodistas llaman
"información propia" y en las exclusivas.
¿Qué es eso? ¿Información sesgada,
generada por fuentes interesadas? ¿Periodismo de buzón?
Y en los pocos casos en que hay verdadera información
propia, es lógico que los editores prefieran darla
en la edición en papel, que genera ingresos con la
venta de ejemplares, que en la edición digital, donde
pocos minutos después de ser publicada se convierte
en información pública utilizable por muchos
otros medios digitales y de papel.
Creo que los periódicos en papel no sólo deben
informar, sino que también deben entretener al lector,
divertirle, darle servicios (creo además que los diarios
españoles venden muy poco precisamente por esto, porque
por lo general se centran demasiado en las noticias y demasiado
poco en el resto de cosas). Y los digitales, muchísimo
más, son soportes idóneos para contenidos que
en papel son imposibles.
En algunos casos sí se aprovechan las ventajas que
reporta Internet al tratamiento y la transmisión de
la información, pero aún se pueden aprovechar
mucho más. Yo creo que no sólo en lo que llamamos
infor- mación, sino también en lo que son servicios
al usuario, contenidos para la comunidad de usuarios.
No me gusta el maniqueísmo de quienes distinguen entre
lo bueno ("noticias periodísticas") y lo
menos bueno o malo ("contenidos con un aire más
ligero" que hay que meter para generar visitas). En la
web caben muchas más cosas que noticias. Y en el papel
también.
El
periodista digital
Yo no creo que sea malo que los periodistas estén en
la redacción filtrando y empaquetando noticias y servicios.
Es cierto que los nuevos periodistas que no hayan pisado calle
antes de trabajar en un diario digital tendrán difícil
ese salir a la calle mediante la tecnología sin salir
físicamente a la calle. ¿Saldrá alguna
vez el periodista digital a la calle? Sin duda, sólo
si los editores son capaces de generar ingresos y aumentar
sus plantillas. La tecnología (el teléfono y
el ordenador) nos permite salir a la calle sin salir físicamente
a la calle, visitar a mucha gente y muchos lugares en muy
poco tiempo.
En mi opinión el modelo de periodista digital tiende
más hacia el empaquetador de contenidos antes que hacia
el periodista multimedia todoterreno, pero eso no implica
una falta de calidad. Un buen empaquetador, como un buen periodista
de mesa de los diarios de papel de antes, es una bendición.
Las
informaciones
Sigo viendo dos vicios muy frecuentes de los artículos
de la prensa de papel que también se cometen en los
de las ediciones digitales: unos son muy largos; y otros,
los que son cortos, no están elaborados, se hacen con
un lenguaje telegráfico: sin ritmo, sin cadencia, sin
intención. El texto debe ser corto, elaborado, intencionado,
contextualizado, con ritmo, con entradilla, con salidilla.
Ese debiera ser el estándar (en Internet y en papel).
Imagino
que la tecnología nos irá permitiendo progresivamente
enriquecer la información con muchas más cosas
en el área de la multimedia, además de la imagen
y infografía. Otra cosa es cómo se produzcan
en las redacciones, si seremos capaces de generar esos contenidos.
Ya me gustaría a mí (que vengo del texto) que
el texto fuera la clave, pero no lo creo.
También estoy convencido de que el lector quiere interactividad.
¡Pero la interactividad no son sólo cartas! Hay
que inventar muchas más maneras de involucrarle.
Los
ingresos de la prensa digital
Con la tarifa plana (u ondulada), un solo diario digital cuesta
lo mismo que todos ellos: nada. Es lógico que el lector
(al que se le está dando sobre todo un teletipo urgente
de última hora) vaya saltando de uno a otro y no tenga
esa identificación tan fuerte que suele tener con el
diario de papel, que suele ser sólo uno para cada uno,
no todos.
Se acabará pagando por algunos de los contenidos. Yo
creo que acabará habiendo zonas gratis y zonas de pago
en todos ellos. Desde luego, no se podrá cobrar por
aquello que se pueda encontrar gratis en otro sitio de la
Red. La situación tenderá hacia la diferenciación
de áreas de contenidos básicos gratuitos y de
contenidos de pago. Y no tiene nada de malo tener dos audiencias
diferenciadas. Creo que a quien cobre por todo no le quedará
ni un 5 % de la audiencia que tiene ahora.
En ese sentido, los periódicos de papel han creído
que aumentando páginas lograrían más
ventas de ejemplares. Y se han equivocado. Y si los digitales
creen que con más cantidad será más fácil
cobrar, se equivocarán también. De todas formas,
aún no hemos llegado a una maduración del negocio
(tecnológico, económico y social) como para
que sea normal consumir y pagar.
Los
diarios gratuitos
Es lógico que haya diarios gratuitos en papel si los
propios diarios de pago en papel son gratis en Internet. Un
diario gratuito parte de una estructura de costes radicalmente
diferente a la de un diario de pago: los grandes costes de
un gratuito son el papel, la distribución y la impresión,
pero nunca la redacción.
A Internet saldremos no para generar ingresos ahí,
sino para seguir dando servicio a la ingente masa de lectores
de papel. Concebimos la Red como la segunda pata (la primera
es el papel, la tercera es el móvil) de un circuito
por el que vamos pasando durante todo el día al lector.
El flujo de un lugar a otro genera ingresos... en publicidad
en papel.
En Internet nuestros costes serán mínimos. Sólo
aspiramos a un modesto servicio de noticias de última
hora, a muchos contenidos (de los que los puristas llamarían
"no periodísticos") suministrados por socios,
no generados directamente por nosotros, y a servicios que
fomenten ese flujo papel-web-móvil al que me refería
antes.
José María
García Lastra
Director de CadenaSer.com
Siempre he defendido que la Nueva Economía es sólo
economía a secas y que los proyectos de negocio para
la Red son, simplemente, proyectos de negocio. Y los nuevos
medios tampoco son nuevos medios, sino medios de comunicación
sin más.
Pero
con la llegada de estos nuevos medios cada vez es más
necesario disociar lo que es la fábrica de contenidos
de lo que es la salida de esos contenidos hacia el usuario
final. Hay salidas tradicionales, como la prensa de papel,
la televisión o la radio, y nuevas salidas, lo que
se llama los nuevos medios, que en el fondo no dejan de ser
nuevos conductos por los que transita la información
desde una factoría de contenidos hasta el usuario final.
En los medios tradicionales las posibilidades son limitadas,
y también lo son en los nuevos formatos. Pero resulta
que nuevos formatos hay muchos más. Hay está
el camino para avanzar y por ahí creo que estamos avanzando
todos.
En
la actualidad gran parte de los medios que están en
Internet actúan como canal de salida de los medios
tradicionales. Pero estoy convencido de que, o estos medios
tradicionales se transforman, o los nuevos medios acabarán
por devorarlos. Esta metamorfosis abarca multitud de ámbitos.
Los
periodistas somos unos profesionales que sabemos lo que queremos
hacer, pero muchas veces no sabemos cómo hacerlo y
somos extremadamente desorganizados con nuestra materia prima,
la información. Pues bien, en una redacción
digital, esta materia prima se documenta, se cataloga, se
etiqueta en XML, se archiva en bases de datos... en una palabra,
se digitaliza, lo que permite hacer periódicos a la
medida, fabricar salidas de móvil, PDA o lo que sea
para esas informaciones, etcétera.
En
los medios tradicionales, con su actual modo de trabajo, el
producto sólo puede llegar al usuario por una salida:
un periódico, una emisora de radio, un canal de televisión.
Deben transformarse para rentabilizarse, sobre todo en tiempos
de crisis como en los actuales, en los que la espectacular
caída de la publicidad en todos los medios obliga a
buscar nuevas fuentes de ingresos y a aprovechar mejor el
esfuerzo que se hace en la fábrica de contenidos. Un
medio de comunicación es una empresa cara y difícil
de poner en marcha, y actualmente vive de la publicidad en
un 90%. Hay que buscar fórmulas para depender de más
fuentes de ingresos, y en esto los medios tradicionales tienen
mucho que aprender de los nuevos medios.
Por
ejemplo, la Cadena Ser emite una programación de radio
por las ondas. Si digitalizamos los contenidos que se crean
en la factoría de la emisora, podremos organizar su
salida de distintas formas y crear una Cadena Ser de información
deportiva, otra de informativos, otra de economía,
otra de entrevistas, otra de tertulias, etcétera. Y
además esos contenidos no sólo servirán
para radio, sino también para otras salidas, como la
web, PDA, etcétera. La clave está en el origen,
en ordenar la fábrica de contenidos.
Todo
esto no significa que los nuevos medios no se dediquen también
a fabricar contenidos. Algunos medios digitales no lo hacen
y hasta ahora hemos estado viendo sobre todo marcas digitales
que se apoyan en lo analógico. Pero ya hay incluso
medios digitales que sí crean contenidos y que se han
pasado a los medios tradicionales, como LaNetro. Se trata
de rentabilizar el esfuerzo que se hace en la fábrica
de contenidos, sea ésta digital o analógica.
Y en estos saltos lo tiene siempre mucho más fácil
el medio digital que quiere aprovechar las salidas tradicionales,
porque ya tiene unos contenidos catalogados y digitalizados
preparados para ser transmitidos al usuario por cualquier
salida.
El
papel del periodista en estos medios digitales no se limita
al de mero empaquetador de contenidos. El periodista debe
ser el mismo que en los medios tradicionales, con la misma
sangre, las mismas estrategias, etcétera. Y sus funciones
deben ser las mismas que las de cualquier periodista: trabajo
de mesa, reporterismo, estrategia editorial, jefe de redacción,
etcétera. Y sobre todo si logramos llegar al objetivo
de que lo digital sirva también a lo analógico.
Otra
barrera que rompe Internet es la del timing del flujo de información.
La prensa tradicional llega al lector una vez al día,
pero en la web el flujo es constante. Y toda esa información
que llega a la redacción hay que organizarla, jerarquizarla
y servírsela al lector. Esa es tarea de periodistas,
qué duda cabe.
La
formula actual en ese sentido no es la ideal. Los periodistas
trabajan sobre todo para las salidas tradicionales y luego,
como complemento, esos contenidos se vierten también
en Internet. Pero ya se están abriendo nuevos caminos.
En la Universidad de Carolina del Sur, por ejemplo, están
trabajando con una organización internacional de periódicos
en un modelo de redacción multicanal.
Actualmente
las redacciones de los medios tradicionales fabrican informaciones
para el papel o las ondas, y, en segunda instancia, mediante
un proceso de intermediación que realiza un pequeña
redacción, esos contenidos salen también por
un formato digital. Este nuevo modelo en estudio es un paso
intermedio entre el actual y aquel fallido que intentaron
entre otros la CNN, y que no funcionó por la merma
de calidad que supone fabricar contenidos sin tener en cuenta
las características de la salida por la que van a llegar
a los usuarios.
El modelo se basa en una fabrica central de información,
la redacción multicanal. Los contenidos creados allí
deberán salir en varias direcciones, pero pasando antes
por unas redacciones intermedias, como lo son las actuales
de Internet, pero mucho más variadas: para televisión,
para móvil, para PDA, para radio, etcétera.
Estas redacciones se encargan de adaptar los contenidos al
formato del canal de salida.
Así
se rentabiliza de todos los modos imaginables el trabajo de
la redacción multicanal, que trabaja las 24 horas del
día fabricando informaciones. Si llega una noticia
de última hora, llega sólo a esta redacción
central, no a tres o diez puntos diferentes, y los procesos
de contraste y verificación de la información
y de creación de la información no se duplican,
sino que se hacen una sola vez, en esa redacción. Luego
ese contenidos se dispara en todas las direcciones, adaptado
a cada medio por las redacciones intermedias, que además
se ocupan de catalogarlo y enriquecerlo con los materiales
propios de ese canal de salida: cortes de sonido, infografías,
vídeo, imágenes, etcétera.
Para
llegar a este modelo es necesario que crezca el medio digital.
Cuando la salida digital comience a hacerle sombra a la analógica,
ya no será tan lógico que el medio tradicional
tenga prioridad sobre el digital. Esto implica un proceso
absolutamente traumático, porque el mundo analógico
no se va a dejar engullir tan fácilmente por lo digital.
Pero es que tampoco se tiene que dejar engullir: cambiará
de lugar en la organización.
Los medios tradicionales dejarán de ser el núcleo
central del proceso de fabricación de contenidos para
convertirse en una de esas redacciones intermedias. En el
caso de un diario, por ejemplo, las informaciones se procesarán
en la redacción multicanal central, y luego se procesarán
para su salida en papel impreso en una redacción interpuesta
pensada para adaptar esos contenidos a esa salida tan específica.
El
ejemplo más similar hoy por hoy es el de las agencias
de noticias, que trabajan con información multicanal.
Pero la clave está en los grandes grupos de comunicación
que cuentan con muchos medios tradicionales. Todo sería
más fácil si contarán con una sola redacción
multicanal y varias redacciones interpuestas. Es en estos
grandes grupos, esencialmente estadounidenses, donde se está
estudiando este modelo. Pero la crisis está ralentizando
e incluso congelando estos procesos de cambio, tanto en el
mundo digital como en el tradicional.
Aún
así, el cambio terminará por producirse. En
Internet cada vez hay más usuarios, cada vez navegan
más tiempo, cada vez son más exigentes y buscan
el respaldo de marcas conocidas, que, por suerte o por desgracia,
provienen del mundo analógico. Además, este
ordenamiento de contenidos abarata los procesos de creación
y las empresas cada vez ven más claro que tienen que
someterse a un proceso de modernización. No sé
si el modelo futuro será éste, pero desde luego
no será el actual.
Este
cambio es posible gracias al aterrizaje de lo digital en los
medios de comunicación. Internet es un medio más
y es muy probable que no sea el definitivo. Pero las herramientas
de las tecnologías de la información, la digitalización
de contenidos, las posibilidades de trabajo en equipo, las
mejores en las comunicaciones, la profusión de nuevas
salidas, todos esos avances sí conducen a un cambio
general en la organización de los medios. La misma
multiplicidad de medios obliga a una homogeneización
de los canales de salida.
Este
cambio será traumático, repito. Los periodistas
somos reacios a los cambios, especialmente a los tecnológicos.
Y desde luego no funcionará como una imposición
de arriba abajo, sobre todo en este mundo, que es el ejército
de Pancho Villa, en el que todos somos generales de nosotros
mismos. Pero lo favorecerá la renovación generacional,
el convencimiento cada vez más general entre los periodistas
de la potencia de Internet como arma informativa, las capacidades
documentales de las tecnologías de la información...
Y además las propias empresas deberán favorecer
un proceso de renovación profesional, capacitando a
sus empleados para el uso de estas nuevas herramientas.
Todo esto no es sino el principio de un cambio muy generalizado
que va a afectar a todos los medios. En los últimos
tiempos todos nos hemos dormido muchos en los laureles. Alguien
encontró un modelo en Internet que era rentable y el
resto lo ha copiado y adaptado a sus necesidades. Así,
uno de los cambios que se avecinan se producirá cuando
cada uno empiece a buscar su personalidad en la Red.
Hay
muchos productos similares, muchos sitios que viven de lo
analógico, del respaldo que la marca tradicional otorga
al producto digital... casi todos los productos digitales
parecen sacados del mismo molde. Es necesario un estudio serio
de lo que el usuario espera de nosotros y de lo que nosotros
le podemos ofrecer. En cualquier caso, al modelo actual no
le quedan más de 15 años. Aunque aún
tengan que cambiar el medio, la empresa, el periodista y el
lector.
Jorge
Granullaque
Gerente de contenidos de OndaCero.es
Hace unos años discutía sobre el futuro de la
Red con el que ha sido mi gran maestro en estas cuestiones,
Mario Tascón, y le aseguraba que Internet nunca podría
sustituir a los medios tradicionales, que como juguete estaba
muy bien, pero poco más. Ahora, en cambio, estoy convencido
de que es un medio de comunicación nuevo, muy potente,
y que aglutina los puntos fuertes de todos los medios tradicionales,
al ofrecer en un mismo sitio texto, imagen, audio, vídeo,
interactividad con el usuario...
Es
un medio muy poderoso que debemos aprender a utilizar, pero
que tampoco puede hacernos olvidar las virtudes de los medios
clásicos, porque la Red, pese a englobar a todos los
demás, no es sino un medio más.
Su
principal característica consiste en romper las dos
limitaciones de los medios de comunicación tradicionales,
el tiempo y el espacio. Es tan rápido o más
que la radio, llega a todas partes, y permite ofrecer un volumen
de contenidos impresionante, sin límite.
Por
deformación profesional siempre me ha gustado comparar
Internet con la radio, porque es mi medio natural, y en el
día a día trato de que lo que hago en Internet
se parezca a la radio, jugando con el sonido, su ingrediente
básico.
Mi obsesión pasa por buscar los sonidos de la información
e incluir cortes en todas las piezas de información.
Técnicamente el audio es muy sencillo y cómodo
de descargar e ilustra gráficamente cualquier suceso.
La palabra es el fundamento de la radio y eso es lo que trato
de transmitir también en Internet, aunque en este medio
haya otros elementos (imágenes, texto, etcétera)
adicionales. A la hora de tratar cualquier suceso, nosotros
nos volcamos especialmente en el sonido, porque es nuestro
punto fuerte, nuestra base.
Evidentemente,
tratamos de incluir cortes representativos, pero el núcleo
de nuestro trabajo es la crónica del redactor. Los
periodistas de OndaCero.es nos dedicamos a especiales y noticias
de la Red, mientras que las noticias de actualidad nos las
proporcionan los redactores de Onda Cero.
El
redactor de Onda Cero busca la noticia, la fabrica para la
radio, y luego, usando un sistema muy sencillo, la convierte
y vuelca en Internet. Incluso la puede enriquecer con más
textos y sonidos, porque ya no cuenta con las limitaciones
temporales de la radio.
Además
de dar más espacio, más margen para el lucimiento
del redactor, Internet debería imponer un lenguaje
diferente al de la radio, pero eso todavía no ocurre.
A mí personalmente me cuesta mucho trascender del lenguaje
de la radio y escribir para Internet. Pero al fin y al cabo,
lo mismo pasa en el resto de medios: en la página web
de un periódico, se escribe como en un periódico;
en la de una agencia, se escribe con lenguaje de agencia.
Pero
es indudable que existe un lenguaje nuevo acorde con el nuevo
medio, pensado para un lector universal más allá
de las fronteras geográficas y temporales tradicionales.
Los lectores pueden estar en cualquier parte del mundo e incluso
hablar otro idioma. Al final, el lenguaje depende del público,
de la naturaleza de los oyentes. Siempre hay unas constantes
fijas que todos conocemos (frases cortas, tiempos pasados,
resúmenes directos y al grano), pero sobre todo es
imprescindible ponerse en el lugar del internauta que busca
informarse.
Al
usuario de Internet lo que le gusta es navegar, jugar, divertirse,
buscar información, estar en la Red; nadie se conecta
sólo para leer las noticias. Por eso la información
tiene que ser concisa, concreta, muy cercana a la concentración
de la radio. Hay tantas cosas que hacer en Internet que cómo
vamos a perder tiempo leyendo noticias de más de tres
párrafos. Si se puede resumir la noticia en tres párrafos,
mejor que en cuatro.
Internet
te permite llegar a cualquier parte del mundo en cualquier
momento del día. E incluso así es más
barato que las retransmisiones de radio convencionales. En
la Red tienes comunicación, opinión, diversión,
como en el resto de medios, pero además cuentas con
un nivel de interactividad extraordinario que los demás
no tienen.
La
Red te permite publicar información con texto, como
en la prensa; con imágenes, como en la televisión
y en la prensa; y con sonido, como en la radio y la televisión.
Aporta más cercanía al usuario, más incluso
que la radio. Y además es tremendamente más
barata que los medios tradicionales, y llega a mucha más
gente más fácilmente.
Los
pilares de OndaCero.es son cuatro: la radio online en directo,
la radio a la carta, los informativos y los productos específicos
para Internet. La aportación principal de nuestro modelo
es, por ahora, la radio a la carta. Cortamos los programas
de radio con un sentido periodístico, por secciones,
y los colgamos para que el internauta pueda encontrar lo que
busca y escucharlo a la hora que quiera.
Una
vez consolidados estos cuatro bloques, cuando la gente los
conozca y utilice, nuestro objetivo es crear radios temáticas
por Internet, siguiendo el modelo del programa que ahora hacemos
sólo para y sobre la Red. La esencia es la misma que
la de los canales verticales de los portales tradicionales:
crear sitios con contenidos de nuevas tecnologías,
economía, humor, etcétera. Con redacciones propias
y con medios. ¿Hay público para estos programas?
¿Es rentable hoy por hoy? Pues aún no. Por hay
que ir poco a poco y, según vayan surgiendo las oportunidades
de negocio y el público necesario, ir avanzando.
Por
supuesto que hay mucho por hacer. Para seguir avanzando haría
falta, por ejemplo, una red de telecomunicaciones estable,
potente y de calidad en nuestro país y en los vecinos.
Las limitaciones técnicas son una barrera a la innovación,
y, hasta que no desaparezcan, muchas de las posibilidades
que podamos imaginar serán impensables. Pero habrá
que seguir trabajando en esto, en hacer radio y enriquecerla
con nuevos contenidos para hacer Internet.
Respecto
al aspecto económico, OndaCero.es no pierde dinero
gracias a la publicidad, que no se limita a los típicos
banners sino que explota muchas otras líneas de negocio.
Por ejemplo, metemos cuñas publicitarias en los cortes
de sonidos que colgamos de Internet. El típico banner
está más que muerto y a mí me gustaría
que desapareciera como modo de subsistencia, porque no aporta
nada.
La clave para sobrevivir y crecer pasa por buscar todas las
oportunidades habidas y por haber para explotar publitariamente
cualquier proyecto que desarrollemos. Y por vender contenidos,
lo que hasta ahora no se ha hecho pero que se puede hacer,
sobre todo en el caso de programas especializados como los
de telecomunicaciones. El problema es que ahora Internet es
gratuito, las condiciones de mercado no se dan aún
para la venta de contenidos. Pero llegará el día
en que sí se den. Y habrá que aprovecharlas.
Fernando Jáuregui
Director de Micanoa.com
Hace años que me convencí de que el futuro pasa
por la Red, de que Internet es el periodismo total, en el
que caben todos los soportes (vídeo, radio, etcétera)
y además es inmediato e interactivo, algo importantísimo
en periodismo porque supone un nuevo giro en esta profesión.
Desde
luego la llegada de Internet al periodismo no va a dejar títere
con cabeza. El papel no puede rivalizar con esto y se verá
en pocos años. La Red te permite incorporar la inmediatez
de la agencia de prensa; la valoración, el estilismo
y el look & feel de un periódico; sonido, como
en la radio; imagen en movimiento, flash, un lenguaje nuevo
en información que va más allá de la
infografía, y vídeo, es decir, televisión.
Aún
estamos en los inicios, pero todas estas posibilidades están
ya aquí, y en cuestión de meses, o como mucho
en un par de años o tres, todo esto será operativo.
Y además permite, sin trucos, hablar con el navegante,
preguntarle su opinión, tenerle cerca sin filtros ni
censuras. Carece de limitaciones de espacio, lo que en periodismo
es un lujo exclusivo de Internet. Por todo esto es periodismo
total.
Coincide
además que el lector de Internet tiene otros intereses
e incluso otro perfil diferente al del de los medios tradicionales.
Los lectores jóvenes compran poca prensa, pero sí
leen diarios online, lo que hace pensar que los periódicos
no están hoy por hoy muy en sintonía con las
nuevas exigencias de esta audiencia, y que Internet, que sí
llega, acabará por imponerse. Es un periodismo nuevo
dirigido a una gente nueva con unas inquietudes nuevas.
Yo
tengo la sensación de que los periódicos generalistas
en Internet no van a funcionar, no están funcionando.
Vamos a tener que especializarnos, entre otras cosas para
poder llegar a tener ingresos vía contenidos. Esto
quiere decir que tendremos que terminar preguntando qué
quiere el lector para ofrecérselo. Todavía tenemos
que aprender a encauzar todas las posibilidades de Internet
para ofrecer un producto atractivo.
La
mayor parte de los periódicos online son diario de
papel trasladados a la Red sin más. No estamos haciendo
periódicos lo suficientemente online, nuevos, revolucionarios
como requeriría la situación. Y habrá
que hacerlos. En este sentido, a Canoa también le falta
un trecho por recorrer, pero parte con la ventaja de que carece
de los anclajes y vicios del papel. Aún así,
aún no hemos encontrado la fórmula, y seguimos
apegados a esquemas demasiado tradicionales.
Nuestro
futuro será ofrecer la información específica
que interesa al lector concreto, especializándonos
en cinco o seis áreas. Sí es cierto que al principio
pensé que los diarios generalistas funcionarían
en la Red, pero las estadísticas nos han demostrado
que frente a las secciones convencionales, lo que más
están funcionando son nuestras áreas propias,
los servicios, las zonas más portalizadas de la web.
Es
importante comprender que los servicios también son
información, y que probablemente el camino vaya por
ahí. Pero claro, también son lo más caro,
así que habrá que terminar cobrando. Estos dos
años, 2001 y 2002, son los de transición, pero
creo que en 2003 el lector ya podrá tener un diario
convencional gratuito minimizado, y áreas portalizadas
y de servicios e información específica de pago.
En todo esto es muy importante el papel del periodista. Los
medios de Internet no han apostado por los periodistas profesionales
de toda la vida, sino por el lado htmlero, y creo que el futuro
pasa por primar la información, pese a que todos tengamos
que aprender las reglas del nuevo medio. Una redacción
no se hace así como así, no es un conjunto de
periodistas, tiene que tener un espíritu, y eso, como
las agendas y saber a quién llamar en cada momento,
sólo se lo dan los periodistas.
Noticias
de agencia, una detrás de otra y mal valoradas, las
puede tener cualquiera. Si los periodistas no están
tocando la información, mirándola de cerca,
dejan de ser periodistas; no se puede estar sentado en una
mesa permanentemente porque se termina uno convirtiendo en
un pez extraño dentro de un estanque. No puedes condenar
a un periodista a estar sentado en una mesa transformando
la información que le llega, metiendo <br>, convirtiendo
en código HTML lo que saca de las agencias, porque
le conviertes en un ser unidimensional. Tiene que ir a ver
las cosas, a palparlas, a conocer y dejarse conocer.
Eso
es ser periodista. Internet no es más que un soporte
más, con sus herramientas y códigos, sí,
pero la información sigue siendo la misma, y hay que
verla para contarla, porque si no te portalizas y terminas
dando lo mismo que todo el mundo. Esta es una profesión
de contactos y desde la mesa en la redacción no se
hacen.
Hasta
ahora lo que ha funcionado ha sido esto, pero eso no significa
que tenga que ser así. El periodismo digital ha crecido
muy rápido y en un principio lo copó gente muy
joven o muy sectorializada, muy técnica. Por eso no
se primó en los comienzos el aspecto periodístico.
Existen limitaciones, claro, porque los nuevos medios no cuentan
con una red de periodistas tan amplia como la de los tradicionales.
Pero para esto está Internet, con su carácter
global. La Red es una gran cooperativa de información.
No existe el plagio, al menos no como se co- noce convencionalmente.
Viajando por Internet viajas por el mundo, y si en la CNN
hay algo que sirve, pues sirve y lo cojo.
En
la Red no existen las exclusivas, todo se queda viejo al momento.
Todos estamos a lo mismo, a vencer al tiempo dando la información
antes que nadie y sobre todo antes de que el tiempo consuma
la noticia. Yo copio a la CNN, y ella me copia a mi. Es inevitablemente
una gran cooperativa de información, en la que la competencia
es diferente. La velocidad a la que se lee un periódico
es tremenda, y en la Red se leen todos o muchos más
que en papel. Y se compara la información de otra manera.
Todo va mucho más rápido.
En
periodismo lo que cuenta de verdad es conocer las fuentes,
descolgar un teléfono y que haya alguien al otro lado.
Todo lo demás es superfluo, o cuando menos secundario.
Así, es responsabilidad de todos aportar grano a esta
cooperativa, y cada cual aportará su pequeño
granito para diferenciarse y tener su propia información,
pero teniendo siempre en mente que formamos parte de un conjunto
común mayor.
En
ese sentido, nosotros firmamos cada día acuerdos de
colaboración con otros portales, para intercambiar
contenidos y caminar hacia esta cooperativa común de
información. Pero cada medio debe tener su espíritu,
su ideario, su sentido del humor, sus filias y fobias, una
determinada dirección que le marcará su personalidad
frente al lector.
Internet
es un medio activo, que compite sobre todo contra los periódicos,
porque la televisión y la radio son medios pasivos.
Por eso son competencia directa, los diarios y la Red. Hasta
ahora ningún invento ha sustituido a otro, y nadie
está abocado a la desaparición, pero sí
es cierto que el periódico está llamado a tener
un papel menor.
Y
eso sin hablar de la estructura de costes, de las ventajas
económicas de suprimir las rotativas, el papel, la
distribución... En algún momento habrá
que racionalizar todo esto y aunque siga, el papel tendrá
que reducirse a cosas menos perecederas, más arrevistadas.
La era Gutem- berg está dejando paso a otra nueva era.
Y el cambio está yendo mucho más deprisa que
en otras ocasiones.
Gumersindo
Lafuente
Director de Elmundo.es
El periodismo digital
Los medios digitales son aún inmaduros y muy dependientes
de una tecnología en plena evolución que, además,
no es uniforme para todos los receptores de la información,
pero los contenidos informativos que se pueden encontrar hoy
en Internet han dado un importante salto cualitativo.
El
manejo de los conceptos de inmediatez y actualización
permanente de la información (algo impensable en otros
medios de comunicación) está dando muy buenos
resultados a los medios que lo hacen de verdad. La personalización
está empezando a dar sus primeros pasos. Los medios
digitales son los únicos que están creciendo,
y de una manera notable, en el número de lectores.
Pero es verdad que no todos, sólo unos pocos, los que
dan una utilidad verdadera a sus clientes frente a los medios
tradicionales.
Si
se mide por la respuesta de los lectores, que al fin y al
cabo son los clientes y receptores de nuestra información,
no parecen que vayan tan mal los medios digitales, al menos
en el caso de Elmundo.es. Claro que todo es siempre mejorable
y en ese sentido nos falta mucho camino por recorrer.
Durante
este último año los medios digitales han comenzado
a generar información propia que ha repercutido en
el resto de los medios. ¿Cómo se mide esa repercusión?
¿Quién se da cuenta de que eso está pasando?
¿En qué consiste? Los primeros que lo notan
son los propios periodistas, que poco a poco se convierten
en usuarios de medios digitales. Allí encuentran información
que enriquece su trabajo, enfoques que orientan sus propias
informaciones, alertas que antes sólo tenían
desde los teletipos de las agencias o en los boletines de
las emisoras de radio.
Esta
atención de los profesionales sería imposible
de generar si no se aportase algo distinto o complementario.
Nosotros, en Elmundo.es, hace mucho tiempo que dejamos de
ser una mera réplica de nuestro periódico de
papel para convertirnos en un medio informativo con carácter
propio.
También
hace mucho tiempo que dejamos de usar como única fuente
informativa de nuestro servicio de noticias el teletipo de
las agencias. Nuestra redacción trabaja con las herramientas
periodísticas de siempre para aportar valor a la información,
generar utilidad para nuestros lectores y diferencia con respecto
a otros medios.
Creo
que el presente y, por supuesto, el futuro del periodismo
digital pasa por que la información sea útil
y esté contada de una manera cada vez más fácil
de consumir por parte de los lectores. En ese sentido, el
control que nuestros lectores ejercen sobre el rigor y la
calidad de la información es mucho más directo
que en el resto de los medios tradicionales.
El
periodista digital
Me niego a que se hable de periodista digital, por favor,
eso no existe. Hay periodistas, buenos, malos o regulares,
pero periodistas. En la redacción de elmundo.es, por
fortuna, tenemos gente que antes trabajó en la radio,
en agencias, en periódicos, en revistas, en televisiones
y algunos que sólo han trabajado en elmundo.es, pero
todos son periodistas, a secas.
Estamos
en la calle, hacemos seguimientos informativos, hacemos reportajes
y entrevistas. Pero tampoco se puede pretender que un medio
digital, que tiene códigos propios y una estrategia
de negocio diferente, funcione como un medio tradicional.
Eso sería un error.
Lo
que no somos en elmundo.es es empaquetadores de contenidos.
Nosotros trabajamos con información y procuramos elaborarla
de tal manera que sea útil y fácil de consultar
por nuestros lectores.
Las
informaciones
Es normal que Internet sea aún heredero de un lenguaje
textual muy próximo al de los periódicos, otra
cosa sería un suicidio. ¿Qué conexiones
a la red tienen nuestros lectores? ¿Cuántos
podrían consultar una información más
audiovisual? La evolución de la tecnología condiciona
la evolución del lenguaje.
Pero
también es verdad que tendrán que pasar cosas,
que iremos descubriendo nuevos códigos, que no podemos
conformarnos con la manera de comunicarnos con los lectores
que tenemos hoy. Y sí creo que se están aportando
maneras diferentes de contar algunas informaciones (las infografías
interactivas están contaminando los informativos de
las televisiones, por ejemplo).
Los
encuentros digitales (entrevistas que los lectores hacen de
una manera directa al personaje que les interesa) se han convertido
en casi un nuevo género periodístico. La interactividad
por sí sola está generando un plus para los
lectores.
Respecto
a la necesaria rapidez a la hora de dar una noticia en Internet,
lo importante es siempre no engañar al lector. Si alguna
vez se da una noticia equivocada hay que rectificar y explicar
por qué ha sucedido. Es verdad que la velocidad en
el seguimiento de una noticia nos puede llevar a cometer errores,
pero eso tampoco es algo nuevo para nuestro oficio. En la
radio, en los programas en directo, pasa lo mismo.
Hay
que tener prudencia en el uso del lenguaje, sostener las afirmaciones
en fuentes habitualmente rigurosas y citarlas
Esto ha
cambiado mucho en pocos meses y para mejor. Además,
muchas noticias evolucionan con el paso del tiempo, lo vemos
todos los días en los periódicos de papel, que
llegan a manos de sus lectores varias horas después
de ser cerrados y contienen muchas noticias que en el momento
de ser leídas ya han evolucionado y, en algunos casos,
de una manera radical.
Los
ingresos de la prensa digital
Los lectores pagarán -ya pagan- por la utilidad añadida
o comodidad que se les ofrezca. No es tan raro. Y, por fortuna,
la publicidad no ha desaparecido. Se ha ralentizado su crecimiento
y ha desaparecido, lógicamente, de los sitios que no
tienen lectores. Si crece el número de lectores y los
formatos publicitarios siguen evolucionando, la publicidad
crecerá igualmente. No habrá milagros, ni beneficios
exponenciales, ni burbujas especulativas
afortunadamente.
El
tiempo y el mercado pondrán las cosas en su sitio.
De momento, en el ámbito de los medios informativos,
la calidad está ligada a los nombres tradicionales
y no es de pago.
En
cualquier caso, sobrevivir económicamente no es el
problema. Si sólo sobrevivimos no somos nada. Lo importante
es hacer un producto vivo, con imaginación, con rigor
y que conecte con una cantidad suficiente de lectores. Una
vez consolidado eso, la publicidad y, por lo tanto los ingresos,
dejarán de ser el problema.
Me
interesa más la evolución de los medios que
se conectan con sus lectores a través de la Red, su
evolución técnica, su relación con la
sociedad
Creo que empieza a haber un número muy
importante de personas que usan la Red para mantenerse informados.
No como un medio exclusivo, pero sí con la suficiente
asiduidad como para formar parte de su vida cotidiana. Esa
aceptación social y cultural del medio, que poco a
poco va calando en un perfil de lectores cada vez más
heterogéneo, es el verdadero motor de futuro de los
medios digitales.
Declan
McCullagh
Washington bureau chief de Wired News
Son estos días oscuros para los periodistas digitales
en Estados Unidos. El panorama general del periodismo online
en ese país no es ni lejanamente similar al optimismo
de hace un año o dos, a causa de circunstancias que
van desde los despidos generalizados, la congelación
de nuevas incorporaciones o las ventas de empresas, hasta
las presiones políticas y legales sobre el medio.
Durante
los apasionantes días del boom de las compañías
puntocom, batallones de nuevos sitios web surgían y
florecían con grandes esperanzas y un flujo constante
de dólares invertidos en publicidad. El predecesor
de mi publicación, Hotwired, fue el primer sitio que
publicó banners de publicidad. En concreto, fue en
octubre de 1994, para la compañía de telecomunicaciones
AT&T. En ese momento parecía el sistema perfecto
para lanzar miles de compañías con contenidos
deportivos, de entretenimiento, financieros y, por supuesto,
informativos.
Bueno,
ahora sabemos que esos sueños no se han cumplido. Los
índices de click-through de los banners rondan el 0,1
%, y los principales anunciantes cada vez pagan menos por
colocar su publicidad en sitios web. Así, el coste
derivado del propio anuncio y del ancho de banda que consume
puede incluso ser superior a los beneficios económicos
que reporta.
El colapso de las empresas puntocom ha significado la muerte
de los sitios que dependían de los ingresos de publicidad
para crecer. APBNews.com, que en su día mereció
premios por la calidad de su información legal y policial,
se arrastra moribunda y lleva meses sin ser actualizada. Salon,
cuyas acciones llegaron a valer hasta 15 dólares, sigue
perdiendo dinero y el título no sobrepasa ahora los
13 centavos de dólar. En el cuatrimestre de agosto
a noviembre de 2001, Salon ganó sólo 600.000
dólares y perdió 5,6 millones. La mitad de sus
beneficios vinieron de las suscripciones de pago, pero no
eran suficiente. Es casi seguro que Salon no existiría
si no fuera por las inyecciones de liquidez de inversores
millonarios a los que les gusta la información con
un enfoque de izquierdas.
AOL
Time Warner ha despedido a la mayoría de los empleados
de Pathfinder.com, su innovador experimento de periodismo
digital creado en 1994 y en el que en su día trabaje
yo. El sitio TechTV.com, generosamente financiado, parece
ahora un ejercicio de futilidad.
El
resto de sitios estadounidenses que se dedican a la información
general en Internet están vinculados en su mayoría
con los grandes medios de comunicación. MSNBC.com y
Slate son productos de Microsoft; Time.com, CNN.com, y Fortune.com
son publicaciones de AOL Time Warner; ABCNews.com forma parte
de ABC News. Yahoo! cuenta con un excelente servicio de recopilación
de noticias, dailynews.yahoo.com, pero se trata de eso, de
una recopilación de artículos de agencias de
noticias, periódicos y revistas, no de información
original. Esto es lo que queda de las esperanzas de hace unos
años de ver nacer una nueva camada de periodistas desligados
de las grandes corporaciones.
Esta
tendencia tiene sus excepciones. The Register, un sitio británico
con una audiencia estadounidense fiel, publica informaciones
interesantes sin depender de ningún gigante de la comunicación.
Slashdot.org incluye reseñas literarias y cinematográficas,
pero también está pensando en pasarse al sistema
de suscripción. Wired News, medio para el que yo escribo,
pertenece a Terra Lycos, y sigue siendo gratuito. Pero tenemos
la suerte de que el coste de la publicidad en nuestro sitio
sigue siendo muy alto. Aunque Wired News no es rentable hoy
en día (lo fue en 2000), la marca Wired implica aún
que contamos con una de los mejores índices de publicidad
por lector de la Red. Nos va razonablemente bien, en comparación
con otros sitios que tienen costes más altos y menores
ingresos por publicidad.
Enfrentados
a un mercado publicitario menguante, algunos sitios de noticias
se han decantado por una forma controvertida de aumentar sus
beneficios: cobrar por los enlaces. The Albuquerque Journal
cobra 50 dólares por el derecho a crear un enlace a
uno de sus artículos. Localbusiness.com y Latino.com
son más generosos, y regalan uno de cada cinco enlaces.
Este
sistema tiene tan solo un inconveniente. Ninguna ley o sentencia
de un juzgado estadounidense permitiría a un sitio
web demandar con éxito a una empresa para que pague
por realizar un enlace a sus contenidos. La Red, al fin y
al cabo, fue creada a partir de los hipervínculos,
y la posibilidad de crear enlaces gratuitos permite la existencia
de servicios como los motores de búsqueda. "No
tienen ningún derecho a usar el sistema legal para
evitar los enlaces", ha manifestado Eugene Volokh, un
profesor de Derecho de la Universidad de California - Los
Angeles (UCLA).
Los
sitios que limitan los enlaces realizados sin su aprobación
dependen de un servicio ofrecido de iCopyright.com, una startup
de Renton, Washington. A cambio de una parte de los beneficios
que genera cobrar por los enlaces, en principio menor al 50
%, iCopyright.com se ocupa de recaudar los pagos por los enlaces
y por los permisos de publicación y de fotocopia. En
diciembre de 2001, iCopyright.com afirmaba poseer los derechos
sobre 3.314.000 millones de artículos, que según
ellos han vendido a más de 32.000 personas o empresas.
Nadie duda del derecho legal de una publicación a cobrar
por la reimpresión de sus artículos, incluso
a precios substanciales. Pero el acuerdo de licencias de iCopyright,
que aparece al final de los artículos de sus clientes,
mantiene que la compañía tiene el derecho a
conceder o denegar "el permiso para realizar un enlace
HTML desde cualquier página web."
El
acuerdo de licencia de iCopyright.com también restringe
lo que se puede decir sobre los contenidos del artículo
a enlazar. Si una empresa paga 50 dólares por un artículo
del Albuquerque Journal, por ejemplo, se compromete además
a no decir nada "despectivo" sobre "el autor,
la publicación que ha publicado el artículo,
o sobre cualquier persona relacionada con el proceso de creación
del artículo o mencionada en él". Lo que
significa que cualquiera que quisiera enlazar a un artículo
sobre Osama bin Laden no podría hacer ningún
comentario crítico sobre el hombre más buscado
del planeta.
Ningún
medio de comunicación estadounidense ha llevado nunca
a nadie a juicio por no pagar los derechos de enlace de un
artículo. Pero los estudios de Hollywood han sido mucho
más combativos en este sentido.
Hace
dos años ocho estudios de cine solicitaron a un juzgado
federal de Nueva York que ordenara a la revista 2600 (una
publicación underground de piratas informáticos
que data de los años 80) retirar sus enlaces a un programa
de desencriptado de DVDs. "[Eric Corley, el editor de
2600,] está transportando electrónicamente a
sus lectores a un lugar determinado con el fin de permitirles
la copia ilegal de DVDs. Este comportamiento es análogo
al de conducir a un ladrón a una casa para que la robe",
declaró Jack Valenti, presidente de Motion Picture
Association of America (MPAA). La respuesta del abogado de
2600 fue que multitud de sitios -incluidos CNN.com, The San
Jose Mercury News, Wired News y ZDNet- enlazaban también
a este programa de desencriptado.
2600 perdió la batalla. En agosto de 2000 el juez federal
de Nueva York Lewis Kaplan ordenó a la revista borrar
de su sitio web todos los enlaces a la herramienta de desencriptado
DeCSS. Esta decisión puede crear problemas legales
a los periodistas de sitios como Wired News, Slashdot o news.com
que hayan incluido enlaces a DeCSS en sus artículos
como parte de la cobertura informativa del juicio. "Creo
que el juez Kaplan no es capaz de distinguir su cabeza de
su culo", ha declarado Adrian Bacon, propietario de Linux
News Online. "Ilegalizar un sitio porque tiene un enlace
a un sitio con DeCSS es un error puro y duro".
Por
su parte, Paul McMasters, el ombudsman de Freedom Forum's
First Amendment, ha dicho: "Ya es bastante malo que la
decisión del juez recorte el carácter expresivo
del programa DeCSS. Pero es que además va mucho más
allá al amenazar la libertad para crear un enlace a
la herramienta de aquellos que escriben sobre ella. Esto coloca
la sentencia en la línea de los últimos intentos
legislativos de restringir la libertad de expresión".
La
demanda contra 2600 es además la primera en poner a
prueba el alcance de la Digital Millennium Copyright Act,
una ley aprobada por el Congreso a petición de la industria
del entretenimiento. Entre otras cosas, la DMCA restringe
la distribución de programas que puedan violar la protección
de los derechos de autor. El juez Kaplan decidió que
DeCSS era una herramienta creada para burlar estos derechos,
de forma que incluso los enlaces que llevarán a ella
eran ilegales. 2600 se limitó a eliminar sus enlaces
a copias de DeCSS, pero dejaron las direcciones intactas,
de forma que los lectores sólo tuvieran que copiarlas
y pegarlas en el navegador. Hace poco, un tribunal de apelación
dio su respaldo a la decisión de Kaplan, pero 2600
ha elevado el caso al Tribunal Supremo.
Menos
conocida, pero igual de ilustrativa sobre los abusos cometidos
en nombre de los derechos de autor, es la demanda presentada
por un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días contra un sitio que criticaba
la religión mormona. Una jueza federal de Utah ordenó
al sitio en diciembre de 1999 que retirase sus enlaces a un
libro de la iglesia protegido por derechos de autor. La jueza
Tena Campbell explicó que los enlaces constituían
una infracción de estos derechos, y el sitio web tuvo
que "eliminar las direcciones de sitios web que el acusado
sepa o tenga motivos para creer que infrinjan estos derechos".
La
Cámara de Representantes estadounidense debatió
largo y tendido un proyecto de ley que nunca llegó
a convertirse en ley, la Methamphe-tamine Anti-Proliferation
Act. En una de sus versiones, esta ley convertía en
crimen que cualquier estadounidense, periodistas incluidos,
realizaran a sabiendas un enlace a sitios web sobre droga.
Enlazar
se está convirtiendo en una tarea peligrosa, como he
tenido la oportunidad de comprobar yo mismo en persona. En
marzo de 2000 escribí un artículo titulado "Lo
que Cyber Patrol no quiere que veas", sobre un programa
que muestra la irrisoria lista negra de sitios web en la que
se basa Cyber Patrol, un programa del fabricante de juguetes
Mattel para bloquear contenidos. Cyber Patrol no sólo
bloquea el acceso a sitios pornográficos: las organizaciones
de estudiantes de la Universidad Carnegie Mellon, y foros
como alt.journalism, soc.feminism, e, inexplicablemente, fj.rec.food,
también son bloqueados. En mi artículo incluí
un enlace al programa que mostraba la lista negra, y rápidamente
descubrí que a Mattel no le gusta que la critiquen.
Recibí una copia de una orden de restricción
temporal y una citación judicial de Mattel explicándome
que había violado las leyes estadounidenses de derechos
de autor. Gracias a un acuerdo extrajudicial, el tribunal
no tuvo la oportunidad de decidir los límites legales
en esta materia.
Los
periodistas nunca han tenido motivos para preocuparse por
las leyes que protegen los derechos de autor. Normalmente
las hemos apoyado, porque permiten que se nos pague por nuestro
trabajo. Pero hoy en día los protectores de los derechos
de propiedad intelectual han ido demasiado lejos y han empezado
a interferir con la libertad de expresión. Es verdad
que la Constitución estadounidense otorga al Congreso
la potestad para defender los derechos de autor, pero sólo
para propósitos sociales: "Para promover el progreso
de la ciencia y las artes, asegurando por un tiempo limitado
que los autores e inventores cuenten con derechos exclusivos
sobre sus obras y descubrimientos". Ninguna interpretación
razonable de este principio permite inferir que la ley de
derechos de autor puede ser usada para asfixiar el debate
público.
No
es complicado dilucidar por qué debe ser posible realizar
enlaces libremente sin tener que comparecer ante un juez.
Sin este escudo, buscadores como Yahoo! Sólo podrían
ofrecer una sopa de sitios banales y carentes de cualquier
interés. Las conversaciones libres y desinhibidas de
los chats, las listas de correo y los foros quedarían
amordazadas. La cobertura informativa independiente se vería
castrada.
Esta
cuestión es de especial relevancia para los periodistas
digitales, que dependemos mucho más de los enlaces
que el resto de la profesión. Todos los días
cubrimos temas controvertidos sobre supuestas violaciones
de los derechos de autor, sobre contenidos sexualmente explícitos,
sobre parodias ofensivas, y cada día suministramos
a los lectores los enlaces necesarios para que se formen su
propia opinión sobre el tema. ¿Tengo derecho
a incluir un enlace a una copia del código fuente de
Kerberos, una herramienta de Microsoft, sin arriesgarme a
que la empresa me demande, como una vez amenazó con
hacer? Tener que pedir a nuestros jefes que tomen una decisión
legal tan arriesgada con cada enlace que pretendamos incluir
es, sencillamente, renunciar a suministrar cualquier enlace
mínimamente controvertido.
María José
Navarro
La Mañana, Cadena Cope
Siempre he sido muy escéptica respecto al mundo digital;
he creído que nada podría sustituir al medio
que adoro, la radio. Pero no me había dado cuenta de
que ambos medios son complementarios y se necesitan mutuamente.
Son diferentes, cada uno tiene su propio lenguaje, pero se
apoyan para llegar allá donde el otro no puede.
La
radio es maravillosa, es inmediata, muy fresca, pero pasa,
parece que nada queda, que las palabras se las lleva el viento.
El periodismo digital permite que eso que es la radio, tan
etéreo, permanezca.
Además,
la radio, sobre todo la convencional, se enfrenta al problema
de que difícilmente es capaz de captar al público
joven, que como mucho se queda en la radiofórmula.
Pues bien, gracias al periodismo digital ahora tenemos la
oportunidad de llegar a ese público.
Las
herramientas digitales ayudan a acercar al oyente, al traer
su input a la redacción en tiempo real a través
de los chats y el resto de formas de participación.
Así sabes si un tema interesa, si se hace largo y aburrido,
si levanta polémica, etcétera. Y a la gente
joven, que es muy participativa, muy guerrera, muy vehemente,
muy beligerante, esto le pone encima de la mesa un nuevo atractivo
para engancharse a la radio.
La
radio es algo en principio opuesto al periodismo digital.
Éste incita fundamentalmente a la lectura, a fijar
la vista en una pantalla prestando atención; mientras
que la radio te acompaña allá donde vayas, no
requiere de tu atención plena. Son lenguajes muy distintos
y yo aún tengo problemas para verlos a la par, pero
es más una inercia romática que otra cosa.
Mi
experiencia personal es muy ilustrativa. La Mañana
tenía una página web muy estática. Un
día decidí que así no podíamos
seguir y propuse cambiarla. Eso sí, sin tener ni idea
de nada. Me parecía interesante hacerlo, sobre todo
en esta casa, que tiene un problema de imagen con la audiencia
joven. Frente a otras emisoras, con un mensaje más
fácil, mas digerible, más recurrente, incluso
más zafio, las pautas de nuestra radio no la convierten
en especialmente atractiva a priori para los primeros oyentes
jóvenes. A mi me pareció que crear una página
web atractiva podía ser una forma de atraer a esta
audiencia al programa.
Me
seduce la inmediatez, la rapidez de Internet, que la convierten
en casi una evolución natural de la radio. Así
que, sin saber nada, comencé a montar la página.
Antes, un grupo de oyentes de la COPE me habían hecho
una página sin yo pedirlo. Cuando me lo contaron, me
pareció un acto de generosidad absoluto y a través
de esta iniciativa contacté con otros oyentes, y me
sedujo poder charlar con ellos en los chats y foros hasta
el punto de que creamos un grupo de amigos.
Lo
natural fue entonces trasladar todo esto a una página
oficial de La Mañana. En ella yo quería tener
información, pero la información del programa.
Páginas de noticias hay muchas, pero yo quería
incluir nuestra información, la que Luis Herrero da,
noticias pasadas por su filtro, por su prisma. El programa
proporciona información adicional a la actualidad,
la enriquece, y eso es lo que quería trasladar a la
Red.
Además
quería mucha interactividad, algo que aún no
he conseguido. Estamos en proceso de crear otra página,
con más medios, independiente de la home de la COPE,
y en ella esperamos aumentar la interactividad. Queremos incluir
una cámara web que muestre lo que ocurre en la redacción,
chats diarios, un foro muy libre y rápido, tipo chat,
con mucha participación nuestra...
Es
vital que los miembros del equipo participemos. Lo descubrí
durante mi paso por la tarde; la gente alucinaba cuando me
metía a responderles y eso aumentaba su fidelidad,
su lealtad al programa, algo que nos hace mucha falta en la
radio. La gente valora esta participación muy positivamente.
Así que trataremos de mantener un turno de 24 horas
al día con periodistas que participen en estos foros
y contesten a las dudas de los oyentes.
Por
la mañana pondremos el énfasis en los contenidos
informativos, mientras que por la tarde potenciaremos los
foros y chats. Así alargaremos el programa 24 horas.
Además, para participar pediremos que los oyentes se
registren, de forma que contemos con sus correos electrónicos
y, en último caso, podamos contestarles al correo.
Nadie quedará sin respuesta. Nuestra intención
es fundar una comunidad virtual de oyentes.
En
general las páginas de las radios españolas
que hay ahora en Internet son muy estáticas. Da la
sensación de que las grandes cadenas todavía
no se creen que Internet sea algo complementario a la radio,
y están en precario trabajando para esas páginas.
No hay redacciones específicas, sino que la Red se
contempla como algo adicional a las ondas, que es lo principal.
Les falta más actualización, o por lo menos
un cambio más constante en la redacción de las
noticias, para que el oyente no escuche o lea lo mismo siempre,
aunque los hechos sean más o menos parecidos.
Hay
que mimar a los oyentes. Internet nos permite llegar a gente
de todo el mundo, tiene un alcance más amplio que la
radio. En cualquier parte del planeta puedes tener un oyente
que te sigue, pero no sólo eso, sino que además
este oyente te puede contar lo que está sucediendo
en ese lugar. Casi lo puedes usar como corresponsal, convertirlo
en periodista. Si tienes un español localizado que
vive en la ciudad de Oriente Próximo donde ha habido
un atentado, por qué no llamarle y preguntarle qué
ve. Todo esto lo podemos lograr a través de esa comunidad
de oyentes que aspiramos a crear.
En
ese sentido, el formato del foro, del chat, es perfecto para
este propósito, porque el oyente se encuentra en igualdad
de condiciones con el periodista. La radio es maravillosa,
pero mucha gente sólo está dispuesta a participar
en ella si no tiene que poner su voz. Así que al colaborar
escribiendo, el periodista se pone al mismo nivel que estos
oyentes y les anima a entrar en el juego.
José Manuel Nieves
Director de Abc.es
Los medios de Internet
Es necesario cambiar la forma de leer periódicos en
Internet. No se debe ir a una edición digital como
se va a un diario impreso. Hay que tener en cuenta que en
la Red el periódico está en movimiento permanente
y que no basta con verlo una vez al día si se quiere
estar bien informado. Hoy, con las líneas de alta velocidad
revolucionando los accesos y las tarifas planas más
asequibles que nunca, cada vez son más los ordenadores
permanentemente conectados a la Red.
ABC,
consciente de ello, ha creado una pequeña ventana de
Ultima Hora, que no molesta al lector mientras hace otras
cosas, que se actualiza sola y que incluye automáticamente
todo lo que ha publicado abc.es en los últimos 90 minutos.
Basta con echar un vistazo de vez en cuando a esa ventanita
para estar al tanto de lo más reciente.
La
información está viva y cambia. Y el tiempo
real va dando distintos cortes, diferentes instantáneas
de ese hecho mientras está sucediendo. Solo después,
a toro pasado, el periódico podrá, con todos
los hechos en la mano, valorar el todo y emitir un diagnóstico
más o menos acertado. Mientras, el periódico
compite en el terreno de la agencia de noticias, de la radio
o la TV en directo.
La
portalización de los grandes diarios es la consecuencia
inmediata al intento de volcar los contenidos del papel a
la Red. Un periódico, en su número limitado
de páginas, trata todos los temas posibles, desde cine
a política, desde sucesos a economía, desde
deportes a literatura
En Internet, cada una de las secciones
escritas de un diario es susceptible de convertirse en todo
un portal vertical o especializado. Los periódicos
tienen la vocación de ser portales generalistas, en
el sentido de una suma de portales especializados, a modo
de secciones, pero con la amplitud que permite la Red.
Evidentemente,
para conseguirlo haría falta una plantilla astronómica,
y ese es uno de los motivos del fracaso de las ediciones digitales,
salvadas, por el momento, por la Última hora, la información
en tiempo real. No son muchos, pero algunos diarios se han
dado cuenta de esta situación y han actuado en consecuencia,
reforzando la Última Hora y limitando las demás
áreas a aquellas que se pueden atender directamente
por las redacciones digitales.
Si
tenemos medios tecnológicamente preparados, capaces
de integrar multimedia, de relacionar bases de datos, de permitir
la interactividad con los lectores y de publicarse con sólo
apretar un botón, ya solo falta saber qué es
lo que van a publicar esos medios. Creo que los contenidos
de una web de información deben ser de una gran calidad,
deben incluir análisis y ofrecer al lector la oportunidad
de profundizar en el tema hasta el punto que él desee.
Creo
que la creación de contenidos con valor añadido,
exclusivos y de calidad ha sido SIEMPRE el camino en Internet.
Lo que sucede es que las dos borracheras previas (la tecnológica
y la económica) no dejaron a muchos darse cuenta de
que lo principal eran, son y serán los contenidos.
Internet
funciona como un inmenso y profundo desfiladero, donde un
solo grito provoca un eco interminable, que rebota de pared
en pared (de web en web) adquiriendo, incluso, nuevos matices.
Todo lo que circula en las webs informativas es información,
aunque no la haya generado el medio que la está publicando.
A
la hora de la verdad, a nadie le importa si lo que está
escuchando es el grito original o el eco del mismo. Lo importante
es que la información fluye, corre, pasa de mano en
mano y se difunde. Afinar los instrumentos necesarios para
que el proceso pueda controlarse de alguna manera es harina
de otro costal.
El
número de lectores de diarios se ha estancado en los
últimos años, e incluso ha comenzado una lenta
pero inexorable curva descendente. Al contrario de las ediciones
digitales, cuyo número de lectores se duplica cada
pocos meses. Lo cual significa que, cada vez más, la
información se busca más en la Red y menos en
el papel.
Tal
y como yo lo veo, el diario en papel terminará, a medio
plazo, convirtiéndose en una guía impresa de
los contenidos que ese mismo medio está ofreciendo
en Internet. Una especie de resumen de lo más importante,
una selección de lo más destacado. Un apunte
de lo que se podrá encontrar en la Red. Última
Hora, claro que sí, pero también reportajes
y análisis.
El
periodista digital
En un principio, el modelo de periodista digital fue el de
un periodista multimedia, bueno y caro, pero la realidad de
Internet, la crisis económica y el fracaso del modelo
financiero basado en la Red han inclinado la balanza hacia
el empaquetador de contenidos barato. Aún así,
espero que sea una etapa pasajera, porque si no nunca se le
podrá sacar a Internet el partido que realmente tiene.
La
única manera de que el redactor de la edición
digital pueda salir a la calle es que la edición digital
cuente con el número de personas suficiente para poder
hacerlo. Y eso no parece estar demasiado cerca
Si una edición digital tiene, por ejemplo, tres redactores
dedicados a deportes (en papel hay quince) y uno se va a una
entrevista y un segundo a cubrir un partido, la sección
deportiva de ese día sólo tendrá dos
noticias, y nada más. En Internet, esos tres redactores
deben estar pendientes de toda la actualidad deportiva al
mismo tiempo.
¿Cómo
pueden fijarse en un solo partido de fútbol si tienen
que publicar, en tiempo real, todos los resultados de la jornada,
estar pendientes del torneo de baloncesto que se juega al
mismo tiempo, de los resultados de la etapa correspondiente
del mundial de rallies y, de paso, de la final del campeonato
mundial de vela que se disputa en Sydney?
La
alternativa entre redacciones integradas o diferenciadas (una
digital y otra convencional) sigue por desgracia sin resolver.
En la actualidad no hay una única manera de hacer las
cosas. Las empresas periodísticas exploran el terreno,
unas hacia un lado, otras hacia el opuesto. Existen redacciones
(Chicago Tribune) en las que los periodistas hacen papel,
Internet, radio y tv y otras en las que las redacciones están
completamente separadas.
Personalmente,
creo que la solución estriba en crear un único
y potente núcleo de redactores, capaz de generar información,
buena información, y que la empresa periodística
habilite otros departamentos auxiliares a la Redacción
para hacer que esa información, única, se adapte
a los diferentes medios de difusión con que cuenta
la empresa (Internet, papel, radio, tv, móviles, ordenadores
de mano
).
El
periodista tiene que conseguir la información y llevarla
a la Redacción. Otros profesionales deben de encargarse
de dar a esa información el formato adecuado a cada
uno de los medios de difusión con que cuenta la empresa.
Las informaciones en Internet
En la Red, lo más importante es la estructura que se
esté dando a la información. En un periódico,
esa estructura es lineal, de principio a fin, un rollo de
texto que empieza, se desarrolla y termina. Hay que romper
ese texto en Internet, y convertirlo en un puzzle, pero de
mil soluciones posibles.
Hay
que romperse la cabeza y conseguir que cada pantalla lleve
a otras relacionadas, pero no en un camino único y
marcado, sino libre y a la medida de los intereses del que
lee.
Dos
personas que dedican su tiempo a una información no
tienen, necesariamente, que leer los mismos textos, sino que,
partiendo de un resumen común, pueden haber optado
por uno u otro de los caminos que esa información ofrece.
El
concepto no ha calado aún en las redacciones convencionales,
ni siquiera en la mayoría de las redacciones digitales,
pero intuyo que el modelo informativo que finalmente triunfe
deberá parecerse bastante a lo que propongo.
El
objetivo a lograr es, en los 30 segundos que un navegante
medio dedica a leer un artículo, conseguir que pinche
en un enlace y dedique otros 30 segundos a la pantalla siguiente,
y después otros 30
Hay que irle conquistando
pantalla a pantalla, y eso no se puede hacer con un texto
de 15.000 caracteres, aunque esté dividido en muchas
pantallas diferentes. Hay que romper la estructura de ese
texto y reconstruirlo de otra manera diferente.
Inmaculada
Rico
Redactora jefe de iWorld
iWorld nació como un suplemento de las revistas de
informática PCWorld y MacWorld en 1996 y se independizó
como revista dos años después, pensada como
guía práctica para los navegantes de Internet.
El mercado ha ido cambiando al hilo de la realidad y cada
vez hemos potenciado más el análisis y las tendencias
frente a la información puntual. Desde el principio
supimos que la edición en papel debía tener
su reflejo en Internet y en un inicio este proceso se hizo
mediante el volcado de contenidos de un medio a otro si más.
Pero este sistema se modificó ya en 1998, de forma
que ambos medios se convirtieron en soportes de información
diferente pero complementaria. El trabajo en web necesita
de la máxima actualización, de noticias diarias
y de un planteamiento de servicios que exijan la participación
del usuario.
Los
contenidos de la revista de papel y de la edición impresa
los crean los mismos redactores. En la edición impresa
la actualidad se convierte en análisis y estudio de
tendencias, mientras que el día a día va obteniendo
su reflejo en artículos puntuales en la Red. Por ejemplo,
si se realizan tres adquisiciones o fusiones empresariales
a lo largo de un mismo mes, en el web aparecerán como
noticias independientes en las que se ofrece la información
pertinente; sin embargo, en papel se tratará de hacer
un análisis sobre lo que éstas han supuesto
para el mercado de Internet, las consecuencias que tendrán
y el futuro de las mismas.
El concepto es diferente, es el contraste entre el flash y
la visión global. Además, el lector pide algo
diferente en cada sitio; suele ser el mismo lector, aunque
sabemos debido a los numerosos e-mails que recibimos que nos
leen muchas personas desde Latinoamérica a las que
no les llega la revista en papel periódicamente y sin
retraso.
Por tanto, mayoritariamente es un mismo lector, nuestros suscriptores
y lectores y los lectores de otras revistas de nuestro grupo
de comunicación, pero con necesidades diferentes.
Las
características de nuestro medio, su cadencia de publicación
mensual, permiten integrar fácilmente la redacción
digital y la de papel. Pero con un ritmo de actualización
mayor sería necesario duplicar las plantillas, contar
con periodistas rápidos que creen textos cortos e introduzcan
mucho valor añadido en forma de multimedia, frente
a otros que desarrollen la noticia con más calma, analizando
todos los aspectos y ofreciendo una imagen global.
La
idea de un periodista multimedia que haga todas estas funciones
es absurda; hay un límite de capacidad y de trabajo
realizable en un intervalo de tiempo y publicar en la Red
precisa de más velocidad de la que este modelo proporciona.
Ante un mismo evento un periodista digital tendría
que tomar notas rápidas y poder volcarlas en la Red
directamente, quizá captar un par de fotos o una secuencia
de vídeo digital, mientras que el periodista de papel
tiene que centrarse en los detalles, en el análisis,
en hablar con todas las fuentes de información, en
explicar el background. El problema de esta realidad de duplicidad
de las redacciones son, evidentemente, los fuertes motivos
económicos en contra por parte de las propias empresas
editoriales, desde donde se considera este coste innecesario.
El
medio digital tiene un enorme potencial y por ahora se está
aprovechando bastante bien. Ofrece muchas formas de información
y permite al lector elegir la que más le interesa,
de una forma mucho más interactiva y participativa
que otros medios. Aún así queda mucho por andar,
esto es sólo el principio de algo que formará
parte de nuestra vida y que por ahora está sólo
en una versión reducida. Es necesario alcanzar más
masa de público para que se potencien nuevos desarrollos,
mejoras en los servicios, mayor inversión. Para todo
eso hace falta más público.
Evidentemente
hay más problemas. Los modelos de negocio en un principio
fueron equivocados y eso ha desembocado en un miedo irracional
a invertir; pero sobre todo es necesario que haya una masa
crítica que haga rentable cualquier esfuerzo. Internet
no ha llegado aún a todas las capas de la sociedad
como la televisión. En preciso que el público
se acostumbre al nuevo medio, que las conexiones mejoren y
se pueda alcanzar la masa crítica, es decir, que haya
gente suficiente como para que el reducido porcentaje de este
público que pagará por los contenidos pueda
mantener económicamente un sitio web.
Por
otra parte, la publicidad en Internet hoy en día no
está en sus mejores momentos. No dudo de que en el
futuro funcionará, pero actualmente hay casi un 69
% de empresas que ni siquiera saben que es posible anunciarse
en Internet. Eso, evidentemente, impide desarrollar cualquier
modelo de negocio viable basado en estos ingresos. Pero es
que, además, el usuario se ha habituado al todo gratis
y este lastre es muy difícil de subsanar, porque el
navegante no se puede acostumbrar de un día para otro
a pagar por todo lo que antes era gratis y que además
sigue siéndolo en otras partes de la Red.
Yo
creo, desde el punto de vista de empresa informativa, que
hay que pagar por la información. La publicidad llegará
a madurar y se llegará a considerar Internet como un
medio rentable para el anunciante. Por otra parte, el usuario
no pagará por servicios básicos, pero sí
por otros de valor añadido que le enganchen. Pero para
eso hace falta que no encuentre gratis en otra parte lo que
tú le estás ofreciendo, tanto por una autorregulación
del mercado, como por el hallazgo de nichos de negocio exclusivos.
Quizá sea necesario incluso renunciar al 95 % de la
audiencia a favor de un 5 % que pague. Yo no lo haría,
pero soy periodista y no soy yo quien toma esas decisiones.
Y el empresario sí está dispuesta a hacerlo.
Un
matiz nuevo de la venta de contenidos es que, además,
en cierto modo puede ayudar a prestigiar el medio. En Internet,
hoy por hoy la abundancia de sitios hace imposible muchas
veces distinguir el grano de la paja, de forma que sólo
aquellos que cuentan con una edición en papel o en
ladrillo disponen de la ventaja inicial del respeto del lector,
tanto a nivel de credibilidad (El País, El Mundo) como
de confianza (El Corte Inglés).
El
resto tiene que ganárselo, que no es fácil.
Salir en papel ya es en cierto modo un proceso de discriminación
y evolución en el que sólo sobreviven los mejores,
mientras que en Internet, aunque precisamente en esto radica
uno de sus valores, cualquiera puede publicar, verdades o
mentiras.
Construirse
una buena reputación en Internet no es fácil.
Primero tienes que convencer a la gente de que entre en tu
sitio cada día, para luego, con el uso y el buen trabajo,
obtener esa credibilidad. Es triste, pero el cobro por contenidos
puede ayudar a discriminar los sitios válidos, aquellos
a los que el usuario está dispuesto a mantener de su
bolsillo, y el resto, que si este modelo de negocio se impone
correrá el peligro de desaparecer.
¿Cómo
convecer a la gente, cómo labrarse esa buena reputación?
Pues volviendo a los conceptos básicos del periodismo,
contrastando, investigando, buscando la noticia. Olvidándose
por un momento de la rapidez como credo y centrándose
en hacer un buen periodismo que no se base sólo en
las agencias de noticias o en noticias que corren por la Red,
que acuda a las fuentes originales de la noticia.
En el futuro el periodismo digital ofrecerá al lector
toda la información disponible en la pantalla, para
que pueda elegir y buscar lo que le interesa. El usuario tendrá
que pagar por muchos contenidos, no por los básicos
pero sí por los realmente valiosos, es decir, los que
le aporten valor añadido y sean de calidad. Las noticias
se contarán al momento de haber ocurrido, como ahora,
aunque probablemente sigan basadas, en un principio, en información
de agencia de noticias hasta que las empresas informativas
opten por invertir en la duplicidad de redacciones, o al menos
en la ampliación de plantillas para que un mismo redactor
pueda hacer varias versiones de una misma noticia.
El
lector recibirá un flujo de información constante,
desligado del yugo de las ediciones y de la imprenta, información
proporcionada por periodistas especializados en Internet.
Será, eso sí, información muy básica.
Si se desea algo más de profundidad, tendrá
que pagar.
Jesús
María Santos
Subdirector de Informativos Tele5
Informativostelecinco.com se puso en marcha con un ideario
de buenas intenciones. Lo expusimos públicamente: "Apostamos
por un canal de información de 24 horas al día
y de comunicación con el espectador-usuario. Permanentemente
actualizado, capaz de aprovechar los recursos generados por
la Redacción Digital de Informativos Telecinco y de
producir otros nuevos. Un multimedia: texto, imagen, audio,
gráficos
En primer lugar, con contenido. Luego,
claro y sencillo; interactivo y adaptable a los intereses
de cada usuario.
"Noticias
con texto, fotos, vídeos, documentación complementaria.
Acceso por secciones y comunidades. Todas las ediciones de
los informativos de la cadena y las noticias en directo cuyas
imágenes podíamos trasladar a la Red. Los programas
de la última semana, disponibles en cualquier momento.
Y además, encuestas, foros de debate y un taller de
periodistas y el periódico de los internautas, donde
invitamos a los usuarios a ejercer de periodistas y donde
constatamos la competencia que nos aguarda".
A
partir de ahí pusimos en marcha el proceso de personalización
de la información para que el usuario recibiera lo
que más le interesara o las noticias seleccionadas
para él por el periodista de su agrado. Cuidamos las
sugerencias para el ocio, el deporte, la información
económica, la relacionada con la salud o la ciencia
y la tecnología. Y abordamos las primeras páginas
especiales. Luego llegaron otras muchas. Introdujimos secciones
como El tema de la semana en la que buscábamos la complejidad
que los medios con frecuencia rehuyen y que la Red facilita.
En definitiva, un auténtico portal especializado en
información. En realidad, más de quinientas
páginas en permanente actualización.
El
objetivo parecía cumplido, aunque en aquel momento
ya parecía evidente que debíamos volver a empezar,
porque el bagaje adquirido invitaba a replantearnos casi todo.
Y lo haríamos a sabiendas de que muy pronto habría
que revisar el nuevo planteamiento e incluso reconocer la
estupidez de nuestros pensamientos de ayer. En este mundo
balbuciente cualquier certeza inmutable está condenada
al ridículo.
Estas
reflexiones las planteé
3 en el II Congreso de Periodismo Digital
de Huesca, a inicios de 2001, explicando nuestro concepto
web. El sitio de Informativos Telecinco estaba pensado como
un medio diferente y no como una transposición exacta
de lo que hacíamos en televisión. Tratábamos
de dar acceso a las informaciones interesantes que pudiera
contener un periódico con la perspectiva de Informativos
Telecinco, con los criterios editoriales de esta redacción
pero sin reducir los contenidos a los ya emitidos a través
de la televisión.
Además, pusimos especial énfasis en los aspectos
que considerábamos más interesantes para los
navegantes: las noticias sobre la Red, la cultura, los deportes,
etcétera. Tratamos de estimular a la redacción
para que buscara otras actividades, formatos y contenidos
distintos a los que asumía a diario, abriendo nuevas
posibilidades a estos periodistas. En resumen, buscábamos
crear un medio específico para la Red.
'Así
es el siglo, así es la Red, así nos va...' ,
pensábamos y así lo expuse en la conferencia
ya referida. Pero, a lo que se ve, no pensábamos lo
suficiente. El anunciado esplendor de los tiempos digitales
resultó efímero y fugaz. Los analistas financieros
observaron la evolución de la cuenta de resultados
y llegó un reajuste para preparar el futuro aún
a costa de volver al pasado. Esa era otra manera de mirar
hacia delante: más profesional, más empresarial,
más perspicaz.
O
sea, que, pese al reconocimiento del trabajo realizado y el
servicio ofrecido por parte de la empresa, hubo que acatar
el implacable criterio de una evidencia: el proyecto, desde
un punto de vista estrictamente económico, no resultaba
rentable. Se redujeron las páginas, los medios, la
oferta, a la espera de un replanteamiento estratégico
de más largo plazo. Ajuste duro, sí, en aras
de un proyecto general que la empresa consideraba prioritario.
La
lógica económica choca a veces con los intereses
profesionales. Y por supuesto con las ilusiones. ¿Qué
ha pasado? Algo que pertenece a la realidad actual de los
medios. La situación económica nos amenaza y
nos aturde. El diagnóstico parece común y sobre
la terapia a seguir tan sólo se discuten las dosis.
Dosis de cirugía. A estas alturas de la enfermedad,
según la lógica económica imperante,
lo que no resulta rentable debe ser extirpado para salvar
al paciente.
¿Qué
ha fallado? Exceso de ingenuidad, de confianza en el nuevo
soporte tecnológico, frente a la implacable lógica
del sistema, incluido el de los propios medios: la lógica
de la rentabilidad, de los análisis de costos por cada
área de negocio, y en tiempos de crisis, la lógica
del corto plazo. En sentido estricto, todos los medios en
la Red resultan deficitarios; sin excepción. Pero mientras
que algunas empresas aguantan el tirón bajo la consideración
o la excusa de que los proyectos digitales constituyen una
inversión a medio o largo plazo, otras piensan que
en épocas difíciles, de restricciones, sólo
se podrán reactivar los mejores proyectos si, cuando
escampe, si se ha conseguido sobrevivir al temporal. Sólo
unas pocas ponen freno a la doctrina oficial del catón
económico para reconocer en el conjunto de su negocio
el valor -incluso económico- de sus iniciativas online,
pese a las dificultades para cuantificar esa cuenta de resultados.
La ingenuidad nos hizo creer en la publicidad como fuente
de ingresos. En nuestro caso conseguimos la mayor ocupación
publicitaria de la página de Telecinco y del portal
en el que ésta se encontraba, superior al 28%. Pero
produce vergüenza cuantificar el importe. Del ajuste
no se escapó casi nadie y los recortes aumentaron de
manera proporcional a los costes. La redacción contaba
con 15 personas. Los ingresos no aseguraban ni siquiera el
desayuno. Nos merendaron.
Perdida
la fe en la publicidad, quedaba el cobro por contenidos. Pero
eso requiere una demanda, un mercado y una oferta específica
y compleja. Es decir, The Wall Street Journal. Nosotros no
éramos ésa.
Los
esfuerzos se dirigen ahora a encontrar modelos válidos
para unos medios de comunicación específicos
de Internet. Los actuales medios online deben evolucionar,
porque aún se produce una evidente y excesiva trasposición
de los medios convencionales a la Red. Está bien, sirven,
pero tendrán que cambiar e irán cambiando. Nos
tendremos que adaptar. Y además, encontrar la manera
de hacer todo esto rentable.
Mientras
que hasta hace poco -el año pasado, en el Congreso
de Huesca, por ejemplo- un sector mayoritario se mostraba
reacio a cobrar por los contenidos, en este momento esa posibilidad
parece cada vez más próxima. Pero sólo
se podrá cobrar por un servicio específico,
original, que interese a la gente, que satisfaga unas necesidades
que no pueda resolver de otro modo más satisfactorio.
Cuando
retransmitimos el desarrollo de la Comisión Gescartera
en el Congreso, un día se produjo un fallo de la señal
y tardamos una hora en salir a la Red. En ese tiempo recibimos
varios correos electrónicos de gente que se quejaba
y de algunos que afirmaban estar dispuestos a pagar por el
servicio porque comprendían que requería un
esfuerzo y un coste.
Las empresas demandan a los profesionales que busquemos medios,
actividades, capaces de generar valor. En ese sentido barajamos
la posibilidad de retransmitir eventos de interés para
públicos específicos, porque el futuro no pasa
por la generalidad sino encontrar audiencias muy segmentadas,
minoritarias, pequeñas pero ciertas, seguras. Por ejemplo,
ofrecer en directo conferencias o congresos muy especializados,
científicos, siempre teniendo claro que nuestra especificidad
-un medio que procede de una cadena de televisión-pasaba
por la imagen, el audiovisual, con voluntad de multimedia.
También
acometimos experiencias que permitieran personalizar la información
desde el punto de vista deseado por el espectador. En las
últimas elecciones vascas, ofrecimos simultáneamente
la actividad en cada uno de los principales partidos contendientes,
a través de nuestras cámaras y corresponsales
en cada una de las sedes. O sea, aprovechar al máximo
los recursos disponibles para no encarecer la producción.
Fueron
experiencias interesantes, pero la tozudez de los resultados
económicos resultó aún más incuestionable.
Los únicos costes eran personales, los sueldos de la
redacción, y técnicos, el ancho de banda para
estas transmisiones. Costes bajos, si se quiere, pero ciertos
y fijos; los ingresos, también: próximos a cero.
Podíamos ajustar aún más los gastos,
mas en detrimento de la calidad del servicio.
A medio plazo, tal vez, quepan muchas posibilidades. Por el
momento me parece importante conseguir la credibilidad y el
interés de una audiencia a través de una oferta
de calidad. Éste es aún el planteamiento vigente
en la mayoría de los medios. Me tempo que sólo
a partir de ahí surgirá un tiempo en el que
quepa plantearse el pago por consumo.
En
cualquier caso estamos en una carrera de largo recorrido en
la que hay que aguantar. Por eso quisimos resistir, pero no
nos quedó más remedio que entender o al menos
aceptar las razones empresariales. Así está
organizado este tinglado. Aún más, nos resultan
sospechosas las financiaciones extrañas a los intereses
empresariales. Nos hubiera gustado una apuesta de más
largo plazo, pero las longitudes en este ámbito carecen
de una regla idéntica para quienes gestionan y quienes
producen.
La
euforia de los años pasados se ha evaporado y estas
cuestiones económicas han cobrado un peso decisivo.
Los medios se replantean la razón de ser de su presencia
en Internet y lo que están dispuestas a poner en juego.
El ambiente es pesimista y se traduce en la precariedad de
las redacciones. Pero, al mismo tiempo que se aprovechan al
máximo los recursos ya existentes, disponibles, se
genera valor añadido desde Internet hacia los medios,
aprovechando sobre todo la interactividad y poniéndola
al servicio del producto final del medio convencional. Los
usuarios participan en el periódico o la radio. También
en la televisión. La edición de Informativos
Telecinco de fin de semana incorpora textos, noticias y comentarios
remitidos por internautas.
La
distinción clásica entre el receptor y el emisor
empieza a cambiar. Y puede hacerlo mucho más. Las redacciones
pueden personalizar sus mensajes hasta el punto de dirigirlos
a lectores perfectamente identificables. Y éstos, identificados,
pueden transformarse en fuente informativa de primer nivel.
Queda
lejos esa posibilidad, pero la Red ya influye en los medios
tradicionales. Internet suministra un flujo enorme de información
al periodista al instante. Y los medios online se han convertido
en un referente para que el propio periodista contraste sus
ideas y compruebe si lo que considera relevante lo avalan
aquellos a los que ha otorgado una autoridad superior a la
suya.
Los medios más importantes forman parte del escritorio
del periodista del medio más pequeño. Los medios
de referencia amplifican su importancia y guían la
actividad y los criterios de todos los demás.
Ante
la avalancha de agencias y medios electrónicos, el
periodista termina por elegir unos pocos -muy pocos- como
referencia. Y lo malo es que casi todos elegimos los mismos.
El riesgo de la uniformidad crece extraordinariamente. Y se
nota. El enfoque de las noticias en la mayoría de los
medios termina por ser el que se marca desde unas pocas redacciones.
Por
eso la necesidad del intercambio, de la interactividad, de
la inmediatez y de la complejidad en función de los
distintos usuarios y los innumerables emisores puede ser una
vía. No sé si de negocio, asunto para el que
no parezco muy dotado, pero sí de libertad y de esperanza.
Ya
sé que la ingenuidad no es necesariamente rentable
y que es ahí, hoy por hoy, donde nos duele.
Francisco
Sierra
Subdirector de servicios informativos multimedia de Antena
3
Internet es un nuevo medio de comunicación, distinto
a la televisión, a la radio y al papel, pero con un
poquito de todos ellos. Cuenta con la inmediatez de la radio,
con la fuerza de la televisión en su aspecto multimedia,
con la ventaja de las agencias de poder salir sólo
con texto, con las posibilidades periodísticas de los
diarios...
Es
un nuevo medio de comunicación, que se une a los que
ya había en todos los sentidos. En Antena 3 contamos
con una redacción multimedia integrada con capacidad
para producir noticias para televisión y para la Red.
En realidad, el sistema de trabajo funciona en dos direcciones:
en vertical, cada sección de noticias trabaja con sus
propios contenidos para emitirlos y lanzarlos a la Red; y
en horizontal, un grupo de personas se ocupa de darle cuerpo
y estructura a los contenidos pensando en cada medio de salida
específico, calculando las necesidades en cada momento,
creando secciones especiales, corrigiendo y adaptando para
Internet, etcétera. Pero la clave está en que
cada uno de nuestros redactores, pertenezca a la parte digital
o a la televisiva, pueda crear en un momento dado una pieza
para cualquiera de los dos medios.
La
edición horizontal está a cargo de un equipo
pequeño que trabaja en función de las ediciones
de los informativos televisivos, siguiendo su línea
editorial. Evidentemente las directrices de los informativos
televisivos marcan la pauta, pero la inmediatez y la falta
de limitaciones espaciales da mucho margen a la información
en Internet.
Cada
sección, cada reportero, trabaja durante todo el día
independientemente de que esté cerca o no el informativo,
de forma que si en un momento dado cuenta con una pieza nueva,
si no es una exclusiva o contiene datos que haya que aguantar
hasta el informativo, se publica en la Red mucho antes de
que salga en antena.
Vistas
las experiencias que ha habido en el sector y con la crisis
de las puntocom en la cabeza, de momento el futuro pasa por
mantener las redacciones integradas. Las condiciones no son
las mejores para lanzarse a crear una redacción paralela
que permita mayor independencia del trabajo televisivo y mayor
autonomía, pero con mayores costes y mayores riesgos.
Ahora
mismo nuestro objetivo es dar salida a un mismo producto en
diferentes soportes. No tiene sentido crear una redacción
de gente con poca experiencia y que no hace calle para que
reutilice el material de otros, cuando tenemos unos estupendos
periodistas que, sin aumentarles su trabajo, podemos conseguir
que lancen las noticias también por Internet, incluso
con variaciones respecto de lo que generan para televisión.
El
camino que hemos marcado pasa por crear una redacción
multimedia que permita publicar nuestro producto en muchos
más soportes que el televisivo sin aumentar el trabajo
de los periodistas. Además de por televisión,
podemos lanzar los contenidos creados por un mismo redactor
en la web a 56 Kb., en el canal de actualidad de Telefónica
en ADSL de 256 Kb. y de alta velocidad, en el móvil,
en el teletexto y en un canal de televisión interactiva.
Cada salida, eso sí, cuenta con un equipo específico
que dirige los contenidos y adapta las informaciones de los
redactores a las especificidades del medio.
Todo
esto nos permite trazar una ruta para rentabilizar estas inversiones,
que pasa por convertirnos en proveedores de contenidos para
distintos soportes. El futuro económico no permitirá,
a corto plazo, depender de la publicidad, sino más
bien girará en torno a la venta de contenidos, y basándose
siempre en no tener que mantener una redacción específica
para Internet, con los gastos que esto implica.
La
situación de los medios de Internet es mala, se está
atravesando un invierno muy duro. Nuestro proyecto está
basado en cómo fue el otoño, cuando hace un
año comenzó a romperse la burbuja de las espectativas
desmedidas. Fue en ese otoño cuando tuvo lugar una
selección muy dura que dejó los árboles
limpios de hojas. Los que han quedado aguantarán, pero
eso no significa que el invierno no vaya a ser muy duro, incluso
con algunas sorpresas.
Informativamente
aún se tienen que producir también muchos cambios.
En la Red han proliferado un montón de chiringuitos
en los que se lanzan noticias y supuestos confidenciales,
que a veces no sé si son rumores o son canales de chantaje,
y que producen un barullo y un ruido molesto para la profesión
periodística. Si queremos emplear Internet como un
medio de comunicación igual tenemos que convivir con
todo esto, pero en otros campos sí parece que se ha
ido limpiando el panorama y quizá aquí nos encontremos
aún en el principio de una era.
También
me da temor la premura con la que se lanzan las noticias en
Internet, que quizá en España no ha producido
daños mayores, pero que podría terminar por
hacerlo, como ha sucedido en Estados Unidos. Para aclarar
todo esto habrá que recurrir a la fidelidad del público.
La gente busca marcas, aunque suene mal en esta época
de la globalización, busca a las grandes cabeceras,
a las grandes cadenas, porque son éstas las que le
aseguran cierta calidad informativa.
El
navegante se fidelizará con estas grandes cabeceras.
Además, y frente al miedo de que Internet robe lectores
a los medios tradicionales, yo creo que pasará justo
lo contrario, que la Red llevará nuevos lectores desde
las ediciones digitales hasta las analógicas de toda
la vida.
Ignacio
Escolar
En el mes de diciembre de 2001 el jurado del I Premio de Periodismo
Digital José Manuel Porquet, compuesto por Marcial
Murciano (Presidente), Rosa Pellicero, Antonio Angulo, José
Carlos Arnal, Juan Bolea y Fernando García Mongay,
decidió por unanimidad conceder el premio a Ignacio
Escolar García por su artículo Por favor,
¡pirateen mis canciones!
Entrevista
a Ignacio Escolar:
"Cada vez hay más temas de Internet
que funcionan bien en televisión"
Fernando
García 4
Ignacio Escolar, que cumplirá 26 años el mes
que viene, empezó a trabajar en medios de comunicación
hace siete años. Después de colaborar con revistas
y periódicos en información relacionada con
la ciencia y la tecnología, en 1998 comenzó
a trabajar en Tele5, en el programa de Julia Otero. De allí
pasó a informativos y desde entonces se ocupa de El
navegante, una sección fija que se emite todos
los días. Colaborador habitual de GSMBOX y la revista
GEO, Escolar participó esta semana en el seminario
Periodismo digital en otros soportes, organizado por
El Centro de Formación de Ibercaja del Monasterio de
Cogullada (Zaragoza), con la colaboración de la Asociación
de la Prensa de Aragón.
"El navegante tiene una duración de un minuto
o minuto y medio, es el mismo tiempo que el que se le dedica
a una noticia estándar en la televisión. Al
principio, lo complicado era encontrar temas de Internet que
sirvieran para la televisión. Hasta entonces, Internet
aparecía en televisión con cosas como la detención
de una red de pederastas o la detención de gente que
comercializaba CD piratas. No se prestaba atención
a las noticias de la Red y, si se hacía, se trataba
del lado más oscuro de Internet", explica.
El periodista selecciona el tema, lo edita y realiza la locución.
"Toda la parte de producción y montaje la hago
yo. Trabajo con dos ordenadores. Con uno, navego. Y con el
otro, grabo el vídeo con las imágenes de la
navegación. Hasta hace poco, en televisión para
mostrar imágenes, a la hora de hablar de Internet,
se hacían planos de un usuario con un ratón,
otro con el ordenador, los dedos tecleando, etcétera.
Buscar un lenguaje visual para informar de Internet era complicado.
Ahora, utilizo un sistema que me permite grabar detalles de
la pantalla. Cuando empezamos, nos dimos cuenta de que Internet
era muy poco llamativo. Hacer un minuto, suponía estrujarte
los sesos para encontrar una que sirviera para la tele. En
los periódicos podía funcionar, pero en la tele,
no".
Escolar dice que las cosas han cambiado. "Cada vez hay
más temas de Internet que funcionan bien en televisión.
Por ejemplo, el vídeo de Ballmer (presidente de Microsoft)
haciendo el mono, es un vídeo que en prensa no es noticia,
pero en televisión es una noticia tremenda. Por fortuna,
cada vez hay más temas que permiten utilizar imágenes".
Por medio del correo electrónico, Escolar recibe las
impresiones de los televidentes. "La dirección
de correo electrónico sale en pantalla de vez en cuando.
Recibimos muchos mensajes y, por ejemplo, cuando damos la
noticia de la detención de una red de pedofilia se
reciben muchos más correos y te cabrea, porque parece
que sólo se ven las malas noticias".
Tele5 fue la primera cadena de televisión que dedicó
un espacio propio a las noticias de Internet en los informativos.
"Cada vez se valora más. Al principio, la única
posibilidad era entrar en informativos alternativos. Era una
apuesta arriesgada, un espacio novedoso y algunos pensaban
que en dos meses ya no habría nada que contar".
Algunos profesionales de la información dudan de la
fiabilidad de las fuentes en la Red. "En Internet es
necesario tener mucho cuidado. Las mentiras circulan muy rápido,
pero también lo hacen las contramentiras. Circuló
muy rápido, por ejemplo, un mail que hablaba sobre
Nostradamus y las Torres Gemelas. Sólo se trataba de
un ejercicio de cómo se puede hacer una predicción
falsa. A la misma velocidad que circula el bulo, también
lo hace el contrabulo, donde se dice que es falsa la noticia".
Las televisiones y las radios cada vez dedican más
tiempo a las noticias de tecnología. Los temas no se
agotan. "El cine ha convertido a Internet en una magnífica
máquina promocional. La semana pasada hice un reportaje
aprovechando el nuevo trailer de La guerra de las galaxias
y cuento que George Lucas estuvo rodando imágenes en
Sevilla para la próxima película. Pero no ha
sido el primero en hacerlo. Antes lo hizo David Lean para
Lawrence de Arabia. Y resulta curioso comprobar que los dos
planos son exactamente iguales. Con ese material da para un
tema. Por un lado, cuentas que Internet es un espacio promocional
para el cine y, por otro, aprovechas una historia que es cultura
y que, además, sirve para televisión".
Ignacio Escolar, además de periodista, es músico.
Ha formado parte de Meteosat, un grupo madrileño con
el que ha realizado actuaciones en muchas ciudades españolas.
En un artículo publicado en Baquia.com, invitaba a
que se piratearan sus canciones. ¿Se trataba de una
provocación? "No, es un acto egoísta. Lo
que defendía en el artículo es que para los
músicos, el hecho de que te pirateen las canciones
no es un problema. El músico gana más dinero
con los conciertos que con los discos. Para que la gente vaya
a tus conciertos, antes ha tenido que escuchar las canciones",
asegura.
El responsable de El navegante, participará en la tercera
edición del
Congreso de Periodismo Digital, que se celebrará en
enero en Huesca, en la ponencia sobre derechos de autor en
Internet. "Para mí, el MP3 es promoción.
El MP3 es un problema para las discográficas, no para
los músicos, sobre todo para artistas que venden menos.
Para los que venden 1 ó 2 millones de discos, la parte
que pierden por las copias en MP3 puede ser significativa,
aunque siguen recuperándola por otro lado. Pero, para
los grupos pequeños y medianos, que venden 15.000 copias
después de tres años, no lo es. Los ingresos
por derechos de autor pueden suponer 400.000 pesetas, cuando
con las actuaciones se gana mucho más".
4 Entrevista publicada
en Diario del AltoAragón el día 2 de diciembre
de 2001
Por
favor, ¡pirateen mis canciones!
Ignacio Escolar 5
Soy un músico con suerte. Mi grupo ha vendido, por
los pelos, más de 10.000 copias de su primer LP. En
un mundo en el que Enrique Iglesias coloca seis millones de
CDs cantando así, esta modesta cifra tampoco es para
tirar cohetes. Pero si me aplicase tanto como futbolista,
jugaría en primera división y, si me dedicase
a la medicina con tanto éxito, sería neurocirujano.
Durante un par de semanas del mes de abril de 2000, uno de
nuestros singles se coló en el número diecisiete
de las listas de ventas en España; el número
tres, si se contaba únicamente a los artistas nacionales.
Cada año salen 32.000 discos nuevos al mercado en todo
el mundo y sólo 250 convencen a más de 10.000
compradores. Apenas el 0,7 % de los músicos que han
presentado disco el año pasado (la gran mayoría
no llega siquiera a grabar) es más afortunado que yo.
Se pensarán que nado en dinero. O que, por lo menos,
vivo dignamente de mis habilidades musicales. ¿Cuánto
cobra el 0,7 % con más suerte de su profesión?
No les aburriré con cifras pero, tras tres años
de esfuerzos hasta conseguir ver mi LP en las tiendas, sólo
he ganado poco más de medio millón de pesetas
(unos 2.800 US$) por venta de discos y derechos de autor.
Apenas 14.000 pesetas al mes es lo que me ha rentado mi afortunada
carrera musical. Mi parte alícuota del local de ensayo
-la garantía de que mis vecinos no me echarán
de casa por ruidoso- me sale por seis mil pesetas al mes.
Estas navidades quemé la mitad de mis beneficios en
un teclado nuevo, un capricho. Si tuviera un gerente con facultad
para vetar mis presupuestos, seguiría tocando con el
casiotone
que me regalaron los Reyes Magos en 1986.
No culpo a la piratería de mi bancarrota. No a la de
"sexo, drogas y rock and roll" que aparece en el
anuncio de pésimo gusto con el que la SGAE
(Sociedad General de Autores y Editores) intentó concienciar
a los melómanos de la necesidad de pasar por su caja.
Como la gran mayoría de los chiflados que malgastamos
nuestro tiempo en locales de ensayo y nuestro dinero en instrumentos
y amplificadores, prefiero la satisfacción personal
de saber que alguien se molesta en escuchar mi música
a las treinta pesetas que me tocan por cada copia vendida
(la cuarta parte si el disco está de oferta o es comprado
durante una campaña de televisión).
Si
mi gerente, ese imaginario del que les hablaba antes, fuese
listo, estaría de acuerdo conmigo. Por cada concierto
que doy
, gano, dependiendo del aforo y la generosidad del promotor,
entre 15.000 y 60.000 pesetas limpias. Prometo que si acuden
a alguno de ellos, no les pediré una fotocopia del
código de barras del CD para entrar. Como todos los
músicos que hayan hecho las cuentas, sé que
son más rentables 100.000 fans piratas que llenen mis
conciertos a 10.000 originales.
El mp3, Napster
o Gnutella
tampoco van a acabar con la música. Ni con la mía
ni con la de nadie. Les aseguro que, afortunadamente, puedo
prescindir de las 14.000 pesetas mensuales que generan mis
derechos de autor y mis royalties. A Metallica, y a cualquier
grupo superventas, la regla, aunque sus cifras sean mayores,
le vale igual. Dan mucho más dinero los conciertos,
las camisetas y los anuncios que un grupo de su fama puede
grabar, que el royalty (entre el 8 y el 15 % del precio de
venta a mayorista) que pagan las multinacionales por disco
vendido.
Es
cierto que las compañías discográficas
costean la grabación y la
promoción de los músicos, pero ¿conocen
algún otro negocio en el que
el reparto entre los que aportan la idea y la mano de obra
y los que ponen el dinero sea tan desigual? Les confieso que
no entiendo las razones que movieron a Metallica y compañía
a poner la cara por sus patrones. Todo, para que sus fans
se la partan, pacte Dios con el Demonio y Napster pase de
pirata a corsario.
A mí se me habría puesto cara de tonto.
La distribución gratuita de las canciones por Internet
no terminará con la creación musical, pero espero
que sí lo haga con los abusivos tratos que impone la
industria discográfica. Y eso que los juntanotas, con
el tiempo, hemos mejorado bastante. Si los pobres músicos
de blues
de los años cuarenta -esos a los que el sello RCA (hoy,
propiedad de Bertelsmann, el socio de Napster) pagaba seis
dólares y una botella de bourbon por grabar sus canciones-
oyesen los lamentos del batería de Metallica,
Lars Ulrich...
No puedo alegar que no sabía dónde me metía
cuando hace un año y medio firmé mi contrato
con Universal
Music. En aquella reunión, un alto directivo de
la compañía me resumió en una sola frase
los nueve folios del acuerdo: "Las discográficas
somos un mal necesario". No lo voy a negar. Sin ellas,
mi grupo jamás habría vendido 10.000 discos.
Aunque estoy seguro de que sí hubiese podido regalarlos.
5 Publicado en Baquía.com
el día 17 de enero de 2001.
http://www.baquia.com/com/200110118/art00001.html
http://www.sonicstate.com/synth/_inc/picview.cfm?synthid=234
http://www.sgae.es
http://attraction-management.com
http://www.napster.com
http://www.gnutella.co.uk
http://www.128.242.221.41
http://www.metallicasucks.com
http://www.thebluehighway.com
http://www.metallica.com/napsterforum/lars_statement.html
http://www.universalmusic.es
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